Re�ne cementerio a vivos y muertos

2018-10-22 17:44:23

Uso. En el cementerio, las tumbas sirven como cama y hasta cuna. (Foto: Notimex)

Manila. El cementerio católico de Manila Norte, el más grande de la capital de Filipinas, no es sólo un lugar para enterrar a los muertos.

Desde hace más de 70 años alberga a miles de personas que, al no contar con recursos económicos suficientes, decidieron instalarse alrededor de las tumbas de familiares, amigos y desconocidos.

"Nací aquí. Mis padres vivían aquí desde hacía mucho tiempo. En 1975 di a luz a mi primer hijo sobre una tumba. Hice lo mismo con mis otros dos hijos. Ésta es nuestra casa", dice Maricar de la Cruz, de 61 años.

Es muy popular en el cementerio. Junto con su esposo, tiene una pequeña tienda en la que venden detergentes, bebidas y snacks.

La pareja también ofrece servicios de lavandería, con una lavadora colocada entre dos tumbas, y de electricidad, que toman de un enrejado a lo largo de las paredes del cementerio.

"Con el dinero que nos mandó uno de nuestros hijos logramos iniciar este negocio. Nuestro hijo emigró a Canadá y gana bastante. Si no fuera por él ahora estaríamos pasando hambre. Aquí no hay muchas posibilidades económicas. Podemos decir que somos afortunados: sobre estas tumbas construimos una casa de tres pisos", expresó la mujer, sentada en una tumba.

El cementerio de Manila Norte está lleno de vida. En las calles y caminos pavimentados y de tierra se observan pequeñas tiendas, canchas de baloncesto, puntos de conexión a Internet, jaulas con pollos, adolescentes bailando con el estéreo a todo volumen, ropa colgada en cuerdas atadas entre un nicho y otro, así como moto-taxis a toda velocidad.

No faltan los adultos y jóvenes aprendices que, con cincel y martillo, graban inscripciones en las lápidas, así como personas de todas las edades que con la cera derretida sobre las tumbas crean velas nuevas para vender a los que visitan a sus difuntos.

Se acuerdan más de los muertos

Ahí, hay gente siempre ocupada. Joalberto Locañas, de 35 años, acaba de regresar a casa después de una jornada dura. Trabaja como albañil a destajo y cuando puede se lleva algunos ladrillos y cal para hacer mejoras en su hogar:  cuatro paredes bajas alrededor de dos tumbas grandes y un techo de hojalata desde donde siempre se filtra el agua de la lluvia. Sobre el frío mármol de dos tumbas duermen él, su esposa, su suegra y sus dos hijos. Sobre una de las paredes hay colgadas fotografías de muertos y de vivos.

"Con el alcalde actual no estamos teniendo ningún problema. Pero en el pasado otros alcaldes demolieron muchas casas aquí. En realidad, los políticos no se interesan mucho por nosotros, tratan de hacer un poco de limpieza sólo cuando hay elecciones municipales. Se podría decir que nunca existimos para ellos. Al menos a los muertos a veces los recuerdan sus seres queridos", dice Joalberto.

"Vivimos en el cementerio porque somos pobres. No pagamos alquiler ni impuestos, pero igualmente es muy difícil seguir adelante”, interviene su esposa, Maricel, de 34 años.

No hay estimaciones oficiales del número de "habitantes vivos" que hay en el cementerio católico de Manila Norte. Pero, según muchos de los que viven ahí, podrían alcanzar los 10 mil.

Se dan situaciones similares en otras grandes ciudades de Filipinas.

"Las únicas órdenes que recibimos del ayuntamiento son mantener la situación bajo control. Aquí no queremos criminalidad y por eso tenemos informantes. Puedo afirmar que todo funciona sin problemas", revela uno de los guardianes de la entrada, que pide permanecer en el anonimato.

Lo más sorprendente es la gran comprensión de los familiares que vieron cómo ocupaban las tumbas y los nichos donde descansan sus seres queridos.

"Es algo que ocurre desde hace muchísimo tiempo. A cambio de esta cortesía siempre mantenemos limpias las lápidas y tumbas donde construimos nuestras casas. Nadie se quejó nunca ni a mi familia ni a la de mis vecinos", -aclara Leni Cabaña.

Leni tiene 18 años y dos hijas, una de 2 años y otra de pocos meses. La recién nacida tiene las manos vendadas para que no se rasque la cara. Duerme felizmente en la tumba de un tal Poz Gadex S Ong, nacido el 15 de febrero de 1970 y muerto el 6 de agosto de 1997.

"¿Qué si nos da impresión dormir sobre los muertos? ¿Y por qué debería molestarnos? Las tumbas sólo son un poco duras, están hechas de cemento", sonríe la joven madre.

Actualizados. En el panteón no falta la conexión a Internet.

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FRASES

“En realidad, los políticos no se interesan mucho por nosotros; tratan de hacer un poco de limpieza sólo cuando hay elecciones municipales. Se podría decir que nunca existimos para ellos. Al menos a los muertos a veces los recuerdan sus seres queridos"

Joalberto Locañas, habitante

“En 1975 di a luz a mi primer hijo sobre una tumba. Hice lo mismo con mis otros dos hijos. Ésta es nuestra casa"

Maricar de la Cruz, habitante

10 Mil vivos habitan entre los muertos

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