Arte sin escapar de la identidad

2018-12-04 21:12:35

Investigaci�n. La artista basa su trabajo en 'Blue boy' de Thomas Gainsborough y 'Pinkie' de Thomas Lawrence, para explorar despu�s en las ra�ces aztecas. (Foto: Alfonso Hern�ndez)

Entrelazar los hilos de la identidad prehispánica de México y el minimalismo abstracto ha formado parte durante varios años de la obra de la mexicana con base en Nueva York Claudia Peña Salinas, quien expone parte de este desdoblamiento en Curro.

En entrevista con NTR, la artista contó parte de su desarrollo en la exposición Tezcatlocan, primera muestra individual del trabajo de la artista en México que comenzó, además, como una residencia que hizo en Taller Los Guayabos, al Centro de la ciudad, desde donde se desplazaba para conocerla y para ir recolectando objetos que luego incorpora de manera teórica y material a sus piezas. Así ha trabajado siempre.

En la galería hay cuatro estructuras que realizó aquí en Guadalajara, sus tlaloques, en dirección de los cuatro puntos cardinales basados en la figura de los ayudantes de Tláloc que según la mitología mexica se encargaban de repartir las aguas en los pueblos. Cada estructura lleva un objeto, obsidianas de distintos tamaños y formas, en este caso representan espejos, en la antigüedad esta piedra también funcionaba como un medio para adivinar el futuro.

“Hay una leyenda que cuenta que Tláloc tenía una casa con un patio en medio, donde había cuatro recipientes, alcancías, tinas, que contenían un tipo diferente de agua y Tláloc les ordenaba llevarlas a ciertos lugares, de esto dependía que en un lugar cayera mucha o poca agua en los sembradíos, podría ordenar la sequía o un diluvio”, contó.

Este es un desdoblamiento de las investigaciones de la artista acerca de las deidades aztecas del agua Tláloc y Chalchiuhtlicue, las deidades aztecas masculina y femenina de la lluvia y la fertilidad, traduciendo sus hallazgos en un cuerpo de obra que continúa en proceso, expuesto antes en San Juan de Puerto Rico, y en el Whitney Museum de Nueva York.

Obra. La exposición presenta cuatro estructuras en dirección de los puntos cardinales, basadas en los ayudantes del dios Tláloc.

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“Nunca quise hablar de identidad, me parecía muy fácil, que a veces los artistas se recargaban mucho en esa idea, pero yo no quería hablar de mí, quería hacer un trabajo muy puro en el que no se supiera si lo hizo un hombre, una mujer, pero empecé a trabajar con imágenes y algunas de las que más me atraían eran las imágenes de género que ya existía” contó

Blue boy de Thomas Gainsborough fue una de las primeras imágenes o representaciones que Claudia tomó para investigar, a lo que luego se sumó Pinkie de Thomas Lawrence como una alegoría de lo masculino y lo femenino. Ambas pinturas están dispuestas frente a frente en el museo de la Biblioteca Huntington de San Marino, California y se cree que de ahí nació el cliché de que el azul y el rosa son para niños o niñas.

“En ese tiempo estaba trabajando con colores, qué era el azul y el rosa y sus asociaciones, poco después hice una residencia en la Ciudad de México en el Soma, ahí vi a Tláloc y me interesó, me pareció un blue boy, encontraba esa imagen en los mercados, en postales, en charolas… fue a través de otra cosa, pero uno termina hablando de lo que te atrae y no te puedes escapar de ciertos temas, pero son evoluciones de tu propio trabajo”, contó.

“A mí me interesa esta idea de lo cristiano, la colonización y todo lo que pasó; ésta es una historia que se vive simultáneamente y se olvida, todos estos conocimientos, historias, ritos que se hacían se perdieron o se transformaron y la gente muchas veces no sabe su propia historia, pero sí conoce por ejemplo la historia de Jesucristo”.

Las asociaciones que le interesaban fueron trazando un camino que hubiera sido difícil evadir, el que se relaciona con todo el mundo, la ambigüedad, las mezclas y que tiene que ver con un proceso complejo donde la travesía forma parte de la pieza en sí mismo.

“El proceso es importante, no siempre se puede mostrar, pero es fundamental, para ella es imposible comisionar a otras personas a que hagan el trabajo… la pieza misma trata de vivirlo. Me gusta cuando ves algo en la obra y luego lo encuentras en tu día a día y haces la conexión, abrirte a otras cosas del mundo que está abierto a otros momentos”.

La identidad, abordada de manera más neutral, una que no se aborda con violencia es parte de su visión que sigue a futuro y que por lo pronto se expone durante alrededor de tres meses en el espacio ubicado en Boulevard Puerta de Hierro 5210.

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FRASE

“A mí me interesa esta idea de lo cristiano, la colonización y todo lo que pasó; ésta es una historia que se vive simultáneamente y se olvida, todos estos conocimientos, historias, ritos que se hacían se perdieron o se transformaron y la gente muchas veces no sabe su propia historia, pero sí conoce por ejemplo la historia de Jesucristo”

Claudia Peña Salinas, artista plástica

JJ/I

 
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