La inocente historia del amor eterno en Campeche

2017-12-28 18:24:02

(Foto: Notimex)

CAMPECHE. Hace casi 500 años existió una mujer cuya belleza dejaba perplejo a todo aquél que la conocía, lamentablemente, su inocencia y fragilidad, la convirtieron en presa fácil del hombre, que no dudó en aprovecharse de ella, su nombre: Campeche.

Conocida como La Novia del Mar, la ciudad de Campeche se fundó el 4 octubre de 1540, explicó Francisco Bacab, guía de turistas. Fue en este lugar donde bautizaron al primer nieto de Hernán Cortés.

Creció con el miedo a sus espaldas debido a los temporales, muchos de los cuales logró sortear. Pese a ello, vivió prácticamente en aislamiento. No conocía la maldad, era pura e inocente. Fueron justamente esas características las que la convirtieron en blanco fácil de delincuentes, gente marginada y cruel, piratas les decían.

Durante los siglos 16 y 17 se registraron los mayores ataques piratas. Ante esto, familiares y amigos, enojados y cansados por tal abuso, decidieron proteger a La Novia del Mar y comenzaron la construcción de una muralla, la cual tomó la forma de un hexágono y tardó 18 años en completarse.

La Puerta de Tierra se convirtió en el principal acceso a la ciudad amurallada. Contó con un foso con estacas de madera y cal viva para quemar al invasor. Asimismo, se le integró una saratana donde se arrojaban rocas, aceite y agua hirviendo, cuenta Bacab.

Del lado opuesto se colocó la Puerta de Mar, un complejo defensivo conformado por los baluartes de San Francisco y San Juan, y el paso de ronda, ese pasillo elevado permitía a los defensores caminar sobre la muralla y detectar cuando el enemigo se acercara.

Con el paso del tiempo y, al ver que ya era más complicado ingresar, además de que ya no había mayores riquezas, los ataques disminuyeron. El ataque de Lorencillo en 1685, uno de los más famosos piratas, tuvo tan escaso botín que seguramente se corrió la voz de lo pobre que era ya La Novia del Mar.

No se volvieron a ver a estos despiadados hombres merodear por los alrededores. Lo que nadie sabía era que ella se había enamorado de un pirata y, hasta nuestros días, espera su regreso en San Francisco de Campeche, refirió Bacab.

Si bien, las incursiones piratas dejaron de ser una amenaza, para el siglo 18 Campeche temía ahora una invasión por parte de Gran Bretaña luego de que España entregara Belice y Florida a los británicos (tras la guerra de los siete años).

Para prevenirse, señaló Bacab Palomo, los campechanos decidieron crear defensas de Tierra: los Fuertes de San Miguel y San José, ubicados en la costa de sotavento y barlovento, respectivamente. Ambas edificaciones fueron construidas y equipadas con la más avanzada tecnología militar de la época.

Rodeados por colinas artificiales y con caminos serpenteados para evitar a los arietes, tuvieron también puentes levadizos, garitas, fosos y depósitos de agua y pólvora. Con la experiencia de los ataques piratas, la población estaba preparada, no dejaría que nadie más abusara de su bella ciudad; sin embargo, este gran equipo jamás se utilizó en contra de un extranjero, señaló el guía.

Hoy en día, La Novia del Mar mantiene su toque colonial y puede presumir de estar rodeada de historia, cultura y ricos sabores. Ya no está amurallada, actualmente sólo se conservan algunos lienzos, cuatro puertas y ocho baluartes, esto debido a que a finales del siglo 19 las familias acomodadas y el clero de Campeche solicitaron su demolición al considerar que impedía la circulación del aire lo que a su vez, propiciaba enfermedades.

Actualmente, la calle 59 atraviesa el corazón de lo que fuera dicho hexagonal, figura que tomó para adaptarse al terreno y a las construcciones preexistentes.

La ciudad resguarda también los Fuertes de San Miguel y San José, cuyos salones hoy en día son ocupados por la historia, ya que ambos fueron convertidos en museos.

San Francisco de Campeche abre sus puertas a los turistas y les ofrece además de los relatos de piratas que van más allá de la una leyenda, una espectacular vista, caluroso clima, una hermosa catedral, humedales, ríos, biodiversidad amplia y una gastronomía que es resultado de su mestizaje con europeos y africanos.

Además de presumir que fue en este lugar donde se bautizó al primer nieto de Hernán Cortés, posee la Iglesia de Guadalupe, la segunda que se construyó a nivel nacional luego de La Villa, de la Ciudad de México.

Su arquitectura virreinal que con tanto esmero han cuidado los campechanos, le permitieron ser declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por el Comité de Patrimonio Mundial de las Naciones para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en diciembre de 1999.

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