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Castro: solo y su sombra

Mientras Miguel Castro Reynoso no baja el ritmo de su campaña, continúa recorriendo el estado de norte a sur y de este a oeste y asumiendo compromisos con los jaliscienses ante quienes no baja la guardia, del otro lado parece que ya se dieron por vencidos ante la ventaja que ha tomado Enrique Alfaro Ramírez y el crecimiento de Carlos Lomelí Bolaños, bajo la sombra de Andrés Manuel López Obrador y de Morena.

Por un lado, el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval prácticamente se ha olvidado que están en campaña y se ha concentrado en preparar el cierre de su administración, preocupado porque los números cuadren y por entregar a su sucesor las cosas en orden; por el otro, en el PRI parecen estar resignados a no mantener la gubernatura en su poder y al parecer se concentrarán en atender las contiendas por las alcaldías –aquéllas en las que advierten posibilidades de ganar– y las diputaciones, apostándole al mayor número de repechajes –a ese grado está el escenario priísta–.

¿Quién empuja, entonces, la campaña y la candidatura de Castro Reynoso? Todo parece indicar que únicamente él y su equipo más cercano de colaboradores, pues no se advierte trabajo de conjunto entre candidatos a las presidencias municipales, diputaciones y a la gubernatura. No hay un candidato a alcalde o diputado que jale votos para Castro ni viceversa. Es una campaña donde cada quien trabaja su territorio y se preocupa por su elección. ¿Y los candidatos al Senado? Ni hablar…

En la zona metropolitana no se aprecia esa comunión entre el candidato a la gubernatura y los aspirantes a las alcaldías, pues además cada quien difunde una imagen de identidad distinta en donde ni siquiera el logotipo del PRI es coincidente y muchos menos los colores de su respectiva propaganda.

Miguel Castro hace campaña solo… Incluso pareciera que hasta al candidato a la Presidencia José Antonio Meade lo han ahuyentado y no hemos observado escenas como las de hace seis años cuando Enrique Peña Nieto y Aristóteles Sandoval aparecieron en mancuerna con eventos multitudinarios, tanto en la zona metropolitana como en el resto del estado.

Faltan veintitantos días para que concluyan las campañas y es fecha de que tampoco advertimos coordinación entre el candidato y su partido. Desde el arranque de la campaña se advirtieron voces de que Castro fue prácticamente secuestrado por su círculo más cercano y, al parecer, ni con la llegada de Ramiro Hernández se pudo romper esa barrera o quizás ni el intento le han hecho resignados a que, a su parecer, es una batalla perdida.

Es de llamar la atención que ante la desventaja frente a Alfaro con la que arrancaron la campaña, al paso del tiempo no se haya implementado una estrategia ya no digamos para tratar de recortar esa diferencia sino ni siquiera para evitar que quien venía atrás los rebasara y enviara a la tercera posición en las encuestas.

Ni siquiera cuando Carlos Lomelí apareció en la segunda posición, al interior del PRI o en el equipo de Castro Reynoso se hizo intentona alguna por modificar esa estrategia o corregir los errores que se hubiesen cometido. Simplemente continuaron con el plan trazado que hoy los mantiene muy lejanos de la primera posición.

Y en ese sentido es que el triunfo por la gubernatura parece no estar en la mente ni del Ejecutivo estatal ni de la de la dirigencia priísta que ahora solamente le apuesta a lograr el mayor número de victorias municipales, que de acuerdo con las proyecciones serán menos de medio centenar.

Hoy difícilmente se puede esperar que un posible repunte de Meade Kuribreña en la carrera por la Presidencia de la República pueda arrastrar a Miguel Castro, pues sus circunstancias son muy diferentes a las de José Antonio, a quien una caída de Ricardo Anaya puede favorecerle.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I