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Déficits y TLCAN

La semana pasada, Donald Trump impuso aranceles a las exportaciones de acero y aluminio provenientes de México y Canadá. Según algunas estimaciones, esta medida tendrá efectos anuales sobre 3 mil millones de dólares de exportaciones mexicanas. Como represalia, Ildefonso Guajardo anuncio medidas punitivas hacia ciertos tipos de acero, las lámparas, el queso, el cerdo, las manzanas, las uvas y los arándanos.

Por estos hechos, ya hay quienes han declarado que es inminente la muerte del TLCAN y quienes señalan que ya inició la guerra comercial en la región. Trump, por su parte, ha declarado que está dispuesto a negociar de manera bilateral; esto es, desde una posición de fuerza. En su lógica, los aranceles son una manera de promover el comercio ‘justo’ y de reducir el déficit comercial estadounidense.

Los déficits comerciales no tienen origen en ningún comercio ‘injusto’. Esto se puede ver fácilmente considerando que los bienes y servicios demandados en la economía (Y) equivalen a la suma del consumo privado (C), más la inversión privada (I), más el gasto de gobierno (G), más las exportaciones (X) y menos las importaciones (M). Así se define la identidad contable de la demanda agregada: Y=C+I+G+X-M.

Los bienes y servicios disponibles en la economía (Y) también pueden verse desde el lado de la producción. Así, los mismos equivalen a la suma del consumo privado (C), del ahorro (S) y de los impuestos (T). Esta es la identidad contable de la oferta agregada: Y=C+S+T. Dado que los bienes y servicios demandados y producidos deben ser iguales, ocurre que: C+I+G+X-M = C+S+T, o bien, despejando, -(X-M)=(I-S)+(G-T).

 La última expresión nos hace ver porqué el comercio ‘injusto’ no existe. La misma nos indica que un déficit comercial (la diferencia entre las importaciones y exportaciones) es igual a la suma del déficit privado (la diferencia entre la inversión y el ahorro) más el déficit público (la diferencia entre los gastos e ingresos públicos). En otras palabras, la expresión señala que el déficit comercial tiene su origen en el mal manejo de la economía. 

Las decisiones comerciales de Trump, por tanto, no resolverán nada y sí traerán problemas a la región del TLCAN. Estos problemas ocurrirán porque las empresas, los trabajadores y los consumidores de los tres países producirán, recibirán y consumirán menos de lo que hacen hoy. Trump, por tanto, eligió no resolver el verdadero problema estadounidense y buscar chivos expiatorios en Canadá, México y los migrantes.

Esperemos que pronto alguien haga entrar en razón a Trump.

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JJ/I