INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Carta

Un tiempo nuevo nos esperaba. Íbamos de un espacio a otro y no nos reconocíamos. Cambiamos de rumbo para encontrarnos, en un tiempo que es nuestro tiempo. Desde el fondo nos levantamos para mirarnos los rostros: encontramos en nosotros el llamado que el lobo siente cuando sabe que es hora del Encuentro. La Naturaleza lo guía, su naturaleza lo extrema a los actos en que el espíritu es indeciso. Finalmente cede y encuentra. Se encuentra en el otro. Una y otra vez retrocede, lo minimiza el temor. Lo alienta la vida.

Cada acecho lo llena de terror. Cada encuentro sabe que debe vivirlo, porque entre la Vida y ese Encuentro está la Muerte. La muerte que lo decide todo, también decide la vida. Fortuito como todos los hechos y los acontecimientos vitales, una noche decidí rozar tus labios. En ese instante supe que decidía mi vida y la entregaba. No hubo indecisión después. Aunque el temor y el temblor, ya lo he dicho, han fortificado mi vida presente. También acaricié  tus manos y es un acontecimiento que siempre me llena de emoción y me sorprende. Antes que tu rostro acaricié tus palabras, lograron enervarme. Apasionado como soy del lenguaje, en un tiempo preciso, recibí tus palabras que me enervaron. Me hechizaron definitivamente. Después miré tu rostro y supe que debía besar tus labios. Entonces mi vida estuvo echada: me abismé a tu ser como a la muerte, puesto que intuí que allí estaba la vida. A la vida me abismo y me arrojo, sabiendo que también puedo encontrar la muerte. No me importa. Este es nuestro tiempo. Lo marca, al menos para mí, el amor que te profeso.

Nadie me exige, nadie me lo reclamará, sin embargo me entrego. Este es el tiempo de mi vida mejor. Nunca, lo sabes bien, había sido tan feliz. A la felicidad me abandono. Quien dijo que en la Felicidad no había acíbar se equivoca; el amor es, dado el caso, de un delicioso agridulce que deleita. Nuestro amor ha sido acibarado. Es por eso que el paladar lo degusta cada vez mejor. También el amor es dulce. Y embriaga. Estoy embriagado yo de tu amor y me resulta un gran placer. Y es también profundo y a veces doloroso. Este es el tiempo nuestro. Lo marcan el Destino y el Placer.

La unión del yo y el vino es un poema. La unión del yo y la mujer es un poema. La unión del cielo y la tierra es un poema...

Este es nuestro tiempo. El tiempo que termina no acaba: comienza en nuestros cuerpos, en nuestro espíritu.

Porque nos hemos tocado desde la profundidad comenzamos un tiempo nuevo. El nuestro tiempo. No desperdiciemos el amor. Nuestro Encuentro, como en el caso del lobo, ha decidido nuestras vidas y yo estoy resuelto a darlo todo.

victormanuelpazarin.blogspot.mx

JJ/I