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Correr para volar

Un escenario llamado Espacios Magnos de la Universidad de Guanajuato, que cualquier universidad privada quisiera tener, fue el mejor lugar para llevar a cabo el Congreso de Cultura Física y Deporte de dicha institución con el tema Los retos de la cultura física y el deporte en el entorno de la Educación Media y Superior.

No es la primera vez que llevan a cabo un evento de esta índole, presencia y calidad de congresistas, ponentes y el equipo de la Coordinación de CFD dirigido por el LCFD Benjamín Vidaurri A., por cierto, egresado de la Universidad de Guadalajara.

Una de las presentaciones que llamó la atención fue la del foro de los Olímpicos Guanajuatenses con el tema Experiencia de vida y experiencia olímpica, participando cuatro deportistas de ese nivel, el voleibolista de sala Jorge Quiñones J. (Río 2016), el boxeador Samuel Álvarez L. (Atlanta 1996), el corredor de pista Mauricio Hernández S. (Seúl 1988) y el corredor de maratón Carlos Cordero G. (Beijín 2008 y Londres 2012), quien se llevó las palmas por sus planteamientos simples, sinceros pero con un contenido emocional muy fuerte ante casi 200 congresistas.

Nacido en el año de 1977 en la ciudad de Irapuato en condiciones paupérrimas –lo comentó él mismo– decidió de joven irse a Estados Unidos de mojado y cuenta que para llegar al otro lado “corrió y corrió mucho”. Una vez allá empezó a entrenar en momentos libres, pero finalmente tuvo que regresar a casa.

De regreso a casa y sin estudios este corredor sui géneris decidió estudiar y seguir hasta llegar a terminar la prepa. Pero quería seguir entrenando, pero no sólo eso, “yo quería entrenar para subirme a un avión, por eso entrenaba duro, para poder subirme a un avión y saber qué se sentía”.

O sea, su motivo hacia la disciplina de correr el maratón fue para poder volar y esto lo llevó nada menos que a dos Juegos Olímpicos, ese sueño olímpico por el que pelean muchos y no se les da y este corredor por el simple hecho de querer sentir lo que era subirse a un avión lo consiguió dos veces, amén de que en su última etapa logró hacer todo el ciclo olímpico.

En Beijing 2008 obtuvo el lugar 32 con un tiempo de 2.18’32” y en Londres 2012 terminó en el lugar 60 con un tiempo de 2.22’08”.  Carlos se retiró a los 39 años como corredor; “es el momento de decir adiós”, dijo, y ahora se dedica a entrenar a familiares, niños y jóvenes en su natal Irapuato.

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JJ/I