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¿Cayuco completo?

El triunfo de Vicente Fox en las elecciones de 2000 para la Presidencia de la República hizo que en el país se estrenara el equilibrio político. Atrás quedaba el carro completo, es decir, el poder absoluto del Partido Revolucionario Institucional en los gobiernos federal, estatales y municipales.

Seguía quedando atrás la mayoría absoluta en las cámaras de Diputados y de Senadores que ya desde 1997 había perdido el PRI.

En 2000 terminaban 71 años de presidentes emanados del tricolor. En aquella, como ahora, el tema de la corrupción y el deterioro de la imagen del PRI también influyeron en el voto de castigo que dio el triunfo a Fox, cuya bandera de campaña era “sacar al PRI de Los Pinos”, igual que se escucha ahora.

Pasaron dos sexenios para que el PRI retomara la Presidencia con Enrique Peña Nieto, pero lo hizo con poder limitado, sin el viejo carro completo. Los resultados daban una imagen de equilibrio de poderes y alejaban el fantasma de una restauración priísta.

Recientemente José Antonio Meade, aspirante presidencial por el PRI-PVEM-NA, revivió el viejo término en el Estado de México donde afirmó que el proyecto que encabeza ganará posiciones en puestos federales, locales y municipales, entre ellos, la Presidencia de la República.

“Vamos por cinco de cinco, vamos por el Senado de la República, vamos por los diputados federales, vamos por las presidencias municipales, los diputados locales y vamos por la Presidencia de la República. ¡Vamos por cinco!”, aseguró el candidato en el bastión priísta.

La seguridad de Meade fue a todas luces muy distante de la realidad. El propio René Juárez, dirigente nacional del PRI, reconoce que la contienda para la Presidencia, gubernaturas y senadurías es la más competida que el partido haya enfrentado en la historia.

El líder priísta, designado justamente para intentar salvar al partido en la elección del 1 de julio, dice que al asumir el cargo sabía a lo que se enfrentaba después de analizar que las encuestas no favorecían a sus candidatos y siguen sin favorecerlos.

La seguridad de Meade también contrasta con lo que César Camacho recién expresó en San Luis donde dijo que eso del carro completo es de la prehistoria del PRI.

Sin embargo, el viejo carro completo que parece estar sepultado para los priístas (por convicción o resignación) ahora intenta toma velocidad, pero con otras ruedas. Andrés Manuel López Obrador lo reclama, sólo que a la tabasqueña y le llama “cayuco completo”.

López Obrador quiere aplanar el botón para que empiece a construirse la estructura monolítica del PRI que hizo historia y a la que él llama mafia del poder. Por eso gran parte de su discurso de campaña lo ha dedicado a pedir a sus simpatizantes que voten por Morena parejo.

El aspirante de Morena está concentrado en llegar a ser un presidente con poder territorial y mayoría en los congresos locales y en el de la Unión, mientras los capitanes priístas están afanándose para retener gubernaturas, las cientos de alcaldías en disputa, así como peso suficiente en el Poder Legislativo.

Enrique Krauze acaba de difundir un video en el que advierte sobre los riesgos del poder absoluto, de echar abajo los contrapesos y de que México vuelva a ser el país de un solo hombre.

El historiador reflexiona sobre la destrucción que ha dejado el poder absoluto a lo largo de la historia en el mundo y se decanta por la división del voto el 1 de julio para que el Congreso sea plural como garantía de continuidad para la democracia y las libertades.

Sí, la decisión final está en los votantes, ¿dirán no al poder absoluto como lo sugiere Krauze?

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JJ/I