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Llueven colores en colonias tradicionales


La fachada del antiguo Cine Tonallan, en el barrio de Las Nueve Esquinas, que antes lucía desgastada y derruida –el edificio tiene varias décadas en desuso– ahora cuenta una nueva historia. El Forever Youngle Crew, un colectivo de artistas urbanos de Guadalajara, fue el encargado de hacer Conjuro, una imagen colorida como de un barco surcando el mar. Éste fue terminado apenas la semana pasada y concluyó también con la serie de intervenciones de arte urbano coordinado por el gestor cultural Yamir Ali Yedet.

Llueve Colores de Barrio consistió, durante varios meses, en una pinta de murales en cinco barrios tradicionales de Guadalajara: Analco, Mexicaltzingo, San Juan de Dios, Santa Tere y Las Nueve Esquinas. En ellos, artistas de la ciudad y algunos nacionales dejaron su huella de color y estética en muros que de otra forma seguirían en un estado continuo de abandono y derrumbe.

El plan fue aportar no sólo la idea que aborda cada uno de los artistas, sino su estética, que con un poco de atención los tapatíos pueden identificar en otras partes de la ciudad en las que han participado con su huella.

Maricarmen Lancaster, por ejemplo, realizó en el mural la continuación de una serie que ha dedicado a las mujeres de la ciudad, titulada Flores que no se marchitan. En este caso abordó el delicado tema que tiene que ver con el cáncer de mama inspirado en tres casos de este tipo cercanos a la autora. Se trata de un mural de flores en blanco y negro en el que se fueron 51 horas de trabajo a finales de mayo, con temperatura de hasta 36 grados Celsius. Para la autora el trabajo además de ser pictórico trasciende para dejar un grano de arena en el barrio de Mexicaltzingo, justamente a contra esquina de su famoso mercado.

“La idea es pensar en los temas que nos hacen vulnerables como mujeres, pero dentro de un marco positivo, como de tributo, de reconocer a esas guerreras”, contó en entrevista. “El barrio influyó muchísimo. Hubo una participación padre. Como el muro se dedicó a esto tuve la fortuna de contactar a la gente de la Cruz Rosa que coordinó, junto con la Secretaría de Salud, prestarnos un día la unidad de mamografías gratuitas para que las mujeres del barrio pudieran checarse”.

El barrio de San Juan de Dios fue el primer escenario para este proyecto, donde el artista urbano Carlos Torres realizó un retrato del Dr. Atl entre las calles Javier Mina y la 20, una zona en donde crecieron sus padres y sus tíos.

Después, el colectivo Alegría del Prado, conformado por la española Esther González y el mexicano Octavio Macías, tuvo una participación que estuvo muy ligada a la experiencia del barrio de Santa Tere.

“Siempre tomamos en cuenta el lugar donde se realiza la obra. El mural fue una colaboración con el artista urbano Nove Noel de España y entre ambos definimos la idea de plasmar algo referente a la sabiduría, él puso el león y nosotros el búho y al centro la fuente de donde emana la creatividad”.

En el barrio de Analco dejó su huella el artista urbano oaxaqueño Even Gonzaga, quien pintó en la fachada de una finca antigua ubicada en la calle Fray Bartolomé de las Casas esquina Analco. “Para mí fue algo que me emocionó mucho, yo no soy de Guadalajara, pero ya tengo 20 años viviendo aquí y la invitación me agradó mucho. Tiene que ver mucho con lo que hay en mi obra, lo comunitario: cómo nos relacionamos, en el barrio justo todavía pueden encontrarse todos los días muestras de comunidad y solidaridad, eso fue para mí muy importante”, contó.

No había bocetos al principio y para conformar esta pintura estudió la historia del barrio ligada muy de cerca con el paso de quienes llegaban y se iban en la Central Vieja, de camino casi siempre al Mercado de San Juan de Dios. Esos elementos forman parte del mural: la religiosidad, la lucha libre, el pasado guerrillero, la esperanza del barrio.

“Toda esa zona era el centro neurálgico del comercio en Guadalajara, tenía una gran importancia y ahora con el auge de la modernización, las nuevas ideas urbanísticas de Guadalajara se han ido para otros lados, dejando a esta zona un poco desamparada, muchos lugares con casas viejísimas lucen en el abandono y ha sido golpeada también un poco por la delincuencia, pero su gente se aferra y siguen en pie, en comunidad. La experiencia estuvo muy de cerca con los vecinos que se acercaban a ver la obra en desarrollo, pero a veces también me llevaban comida o agua, me contaban su historia y la del barrio, todo eso contribuyó en el resultado final”.

5 barrios de la ciudad recibieron el beneficio del proyecto

JJ/I