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El miedo de Anaya en Jalisco

Si alguien tenía duda de lo que el panismo de Jalisco le significa al candidato de la coalición Por México al Frente a la Presidencia, Ricardo Anaya, basta ver su agenda de cierres de campañas y se dará cuenta que despreció a la militancia a la que sometió a su capricho y entregó al alfarismo con tal de satisfacer su ambición de ser el abanderado.

Salvo que se saque una fecha de la manga y haga una última visita forzada a Jalisco para reunirse con los panistas, Anaya Cortés no tiene incluida una nueva visita a Jalisco aparte de la que realizó la semana pasada para acompañar a Enrique Alfaro Ramírez en su cierre de campaña regional en Chapala, y donde le regateó su apoyo al candidato del PAN a la alcaldía.

De acuerdo con la información que se ha dado a conocer respecto a los cierres de campaña del otrora Niño Maravilla, Jalisco no está en el camino.

Lo previsto es que el domingo Anaya haga su primer cierre en la Ciudad de México, concretamente en el que ha sido el territorio de las celebraciones panistas como es el Ángel de la Independencia; posteriormente viajará al convulsionado estado de Tamaulipas, donde realizará un segundo cierre por aquella zona y, finalmente, se refugiará en el estado hasta ahora más panista del país para realizar el final-final que será el cierre nacional de su campaña: Guanajuato, la única entidad donde el PAN lleva clara ventaja sobre sus adversarios por la gubernatura.

Como podrá observarse, Ricardo Anaya desdeñó venir a cerrar su campaña en Jalisco acompañando y acompañado al y del candidato del Partido Acción Nacional a la gubernatura, Miguel Ángel Martínez Espinoza. Decidió que en Jalisco –si no hay cambio en su agenda– debería de cobijarse a la sombra de quien ha dicho una y mil veces que “ni a la equina” iría con el PAN, que nunca pediría el voto por el PAN y que, además, regañó a los militantes panistas por enarbolar las banderas de su partido en el primer evento público que realizaron juntos Anaya y Alfaro en Lagos de Moreno.

Lo que interpretaríamos como un desprecio de Anaya para el panismo jalisciense, también podemos entenderlo de otra manera: temor de Ricardo Anaya de enfrentarse a la militancia del PAN en Jalisco, miedo a un desaire descomunal de quienes se sienten humillados y están dolidos porque pudo más la ambición de su ex dirigente nacional que la posibilidad de hacerse a un lado para que otro aspirante con mayores probabilidades de ganar, sin destruir al partido, fuera el abanderado a la Presidencia de la República. Lo anterior también demuestra que la dirigencia estatal no se siente con la capacidad de convocar a su militancia a una reunión multitudinaria a favor de su candidato presidencial.

Hace seis años la candidata del PAN a la Presidencia, Josefina Vázquez Mota –dicen que con el apoyo del alfarismo, motivo del rompimiento entre Alfaro y López obrador, quien era el aliado de Movimiento Ciudadano– obtuvo un millón 107 mil votos aquí en Jalisco. La pregunta que hoy propios y extraños se hacen es: ¿logrará Anaya obtener el mismo o mayor número de sufragios, ahora que como candidato del PAN va en alianza con un agónico PRD jalisciense y un fortalecido Movimiento Ciudadano, aun cuando los candidatos de estos dos últimos partidos no hicieron campaña a su favor ni pidieron a la ciudadanía sus votos para llevarlo a Los Pinos?

Escéptico como soy de las encuestas, no tengo elementos para afirmar qué lugar ocupa en Jalisco respecto a la preferencia ciudadana, pero lo que sí puede confirmarse es que Ricardo Anaya tuvo miedo de verse cara a cara con la militancia panista de la zona metropolitana en una plaza pública, pues siempre apostó a lugares cerrados y controlados.

Así, pues, el panista Anaya le dijo adiós a Jalisco… encabezando un acto de Enrique Alfaro.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I