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El agua, mitos, hechos y contextos

Después del partido México-Alemania que desató euforia, empezó paralelamente una vorágine informativa en alusión a que se privatizó el agua en el preciso momento en que todo el país gritaba gol.

Esta etiqueta de privatización se hizo viral en redes sociales, aunque mucha gente no acababa de comprender cuál era el alcance de esta medida, porque en ninguna nota se especificaba a quién se le entregó el agua, cómo nos la van a vender ahora y a cuánto.

Después de ese golpe informativo que dejó varias dudas, llegó otra ronda más aterrizada con académicos, especialistas y activistas que hicieron precisiones sobre el caso y aclararon acertadamente que no hubo un acto ejecutivo de privatización como tal, porque no se le ha entregado el agua a nadie (nuevo), pero sí contextualizaron y apuntaron varios riesgos.

Mientras tanto, están la Semarnat y la Conagua negando cualquier posibilidad malintencionada y asegurando que la decisión de quitar vedas a 297 cuencas hidrológicas es para garantizar agua a áreas naturales protegidas, comunidades indígenas y futuros ciudadanos mexicanos. Por supuesto que la versión oficial jamás admitirá que dejó también puertas abiertas para otros usos.

Ante estas posturas encontradas, enlisto una serie de hechos y contextos para comprender mejor lo que está pasando con el agua en este país.

Hechos, lo que sí ocurrió

1.        En el Día Mundial del Medio Ambiente el 5 de junio pasado, Peña Nieto firmó 10 decretos para quitar vedas y convertir en reservas a 297 cuencas hidrológicas que acopian 55 por ciento del agua dulce del país. Es decir, la veda es un recurso legal para restringir la explotación del agua, de manera que levantarla es igual a quitar el candado que en teoría protegía al recurso.

2.        El artículo séptimo de los decretos firmados especifica que las nuevas reservas de agua tendrán este carácter por un lapso de 50 años o más, o sea, es el tiempo que los ríos y lagos estarán liberados para un eventual aprovechamiento de sus actuales o futuros usuarios.

3.        Dato curioso, a pesar de que las cuencas anteriormente contaban con vedas, la Conagua había estado dando concesiones. Ejemplo: el corredor industrial de El Salto desde 1970; no solo consumió agua del Río Santiago sino que lo envenenó con todo y restricción de uso.

Mitos, lo que no pasó

1.        Los decretos de levantamiento de veda no se firmaron durante el partido México-Alemania (menos en el momento del gol), eso ocurrió 10 días antes.

2.        No hubo nuevas concesiones para que empresas, mineras o petroleras exploten el agua, tampoco se le entregó a un consorcio para que nos lo venda: no se privatizó.

Contexto, escenarios posibles

1.        Ya ha habido dos intentos para reformar la Ley General de Aguas Nacionales donde se permitiría que empresas privadas entren a operar los sistemas de agua a nivel local, por ejemplo el Siapa, y sean las que cobren el “servicio”, o el recurso, pudiendo encarecerlo. Es decir, privatizar.

2.        Estas mismas reformas de ley, también conocidas como ley Korenfeld y Pichardo en honor a sus impulsores, buscan incrementar el tiempo en que se otorgan las concesiones dando manga ancha a que las empresas exploten el agua por años. También impulsan la entrega de agua para fracking, que es una práctica de extracción de petróleo y gas natural bajo presión con grandes volúmenes de agua. Ya hay autorizaciones para fracking en México, lo que no hay es concesiones de líquido con ese fin todavía.

3.        Algunos estados como Puebla ya tienen su servicio de agua privatizado: empresas operan y cobran el servicio a la gente incrementando el costo. No es el caso de la ZMG, en Jalisco.

En resumen, los 10 decretos de Peña destraban el acceso al recurso para fines diversos, lo que nos obliga a seguir de cerca los reglamentos que marca la Ley de Aguas que se deben publicar posteriormente para conocer cuánta agua se va a usar y con qué fines. Ahí entramos todos.

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