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La última jornada

En el grupo M falta la jornada decisoria del próximo 1 de julio. El grupo lo lidera AMLO seguido por RAC y JAMK y el último competidor no logró ni un punto.

En principio parecería que el liderato ya está definido, pero el último minuto también tiene 60 segundos. Pese a cierta desconfianza sobre el árbitro, especialmente después de que dejó jugar al contrincante en último lugar, luego que logró su pase gracias a una participación masiva de cachirules. En torneos anteriores el arbitraje ha sido cuestionado por su parcialidad en favor de los equipos más tradicionales, los que han mantenido la misma estrategia de juego.

La estrategia de todos los equipos es confusa. En el último draft los clubes cambiaron jugadores: El equipo AMLO se alimentó del apoyo y participación de sus principales rivales y uno jamás se los imaginaría jugando con su equipo actual. En su estrategia presenta tanto un parado muy defensivo y como uno echado para adelante. No está clara cuál es su media cancha y parece ser que no ha querido mostrar su juego real hasta saberse ganador.

El club que impulsó a RAC tiene a sus exjugadores estrella repartidos entre todos los equipos, es como un pan en rebanadas o una caja de galletas surtidas entre los gustos de los comensales. Además, se le ha acusado de jugar fuera de lugar y de engañar al árbitro, aunque no está demostrado. Pese a ello, considera que es el único que puede quitarle el campeonato a AMLO.

El equipo de JAMK sufrió un éxodo de jugadores peor que el de las chivas luego de que el SAT le cobrara impuestos. Sin embargo, cuenta con el apoyo del árbitro y del ganador del torneo anterior, además de ser el equipo con más dinero para las porras. Sus jugadores han mostrado marrullerías en torneos anteriores y pueden sacar un conejo de la chistera que le de más goles que una serie de penaltis con los tiros a su favor.

Además de definir al ganador en la cancha, la jornada definirá al reparto del jugador número 12 en las tribunas. La principal expectativa está en saber si algún equipo llenará más de medio estadio y la presión que ejercerá cada parte sobre el ganador.

El estadio será sede de confrontaciones cuyo resultado será determinante en el funcionamiento de las ligas locales e influirá en el plan de juego del equipo que gane.

El principal adversario internacional de nuestra liga está desarrollando un juego bravucón, incurriendo hasta en agresiones contra los más novatos, no sólo de nosotros, sino del resto de la Concacaf. Cabe preguntarse si el equipo ganador seguirá apostándole al juego totalmente abierto, por más goles que nos hayan metido o buscará un juego más equilibrado que defienda las posiciones en que más nos han pegado, que repare el terreno de juego, que no le pase todos los balones a un solo jugador que acapare todos los contratos para todos los torneos y, en cambio, promueva el ‘jogo bonito’ en beneficio de todo el deporte y no el juego trinquetero que corrompe hasta la definición de las sedes de los torneos.

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JJ/I