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Academia y cambios

Fue a finales del siglo pasado cuando se tuvo una reunión en las oficinas de la Federación Mexicana de Triatlon (FMTri) en el Distrito Federal (ahora Ciudad de México) para definir el rumbo de la formación, capacitación y crecimiento del personal y apoyo técnico para la misma disciplina deportiva.

En ese entonces la FMTri sólo le apostaba a desarrollar el proyecto llamado Sistema de Capacitación y Certificación para Entrenadores Deportivos (Sicced) que estaba en pañales organizado y regulado por la Conade. No sabían ni cómo, ni cuándo implementarlo, pero por conveniencia con el organismo gubernamental se tenían que alinear a dicho proyecto.

Al interior de ese pequeño grupo se propuso que se deberían de desarrollar dos proyectos: uno por esa vía institucional y el otro implementado por “la libre”, donde se tuviera una visión más independiente, amplia, científico-técnica y de enlaces internacionales.

Pero todo fue en vano hasta ese momento en dicha reunión, ya que sólo se le apostó al proyecto gubernamental con sus obvias consecuencias, pero parecía más un proyecto de abducción que de desarrollo.

Tuvieron que pasar casi 10 años para que contrataran a un técnico–asesor español para que llegara a implementar aquel proyecto cuasi–independiente que se propuso una década atrás (con un contrato nada envidiable). Nos queda claro años después que ese gesto rayó en el llamado malinchismo disfrazado.

Han pasado 22 años del proyecto Sicced y casi el mismo tiempo de proyectos de capacitación no sólo en la FMTri, sino en casi todas las federaciones nacionales (FN) del deporte porque éstas han servido de alguna u otra manera y no de una forma sutil como aparatos ideológicos del Estado (L. Althusser).

Pero todo por servir se acaba y ahora se escuchan las voces del cambio de estafeta y con ello la depuración y replanteamiento de dichos proyectos. Por supuesto, en el deporte somos muy cómodos, si hay cambios nos adaptamos y nos subimos a ese barco.

Porque finalmente esos proyectos de academia, capacitación y certificación tanto gubernamentales como independientes sólo han servido para cerrar el círculo en el llamado deporte federado, crear cotos de poder pero sobre todo para que las FN y los institutos del deporte local coaccionen a los entrenadores en turno y no se les salga nadie del huacal.

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JJ/I