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¿Cómo saber si necesitamos psicoterapia?

Una de las preguntas más comunes que se hacen las personas cuando están pasando por problemas emocionales que influyen de manera negativa en el rendimiento personal, en la relación de pareja, en la interacción familiar, en el aspecto laboral o en el aspecto escolar, es si acaso necesitan acudir a psicoterapia o si necesitan ir con él o la psicóloga.

Para algunas personas, el mero hecho de pensar si se requiere de ayuda puede crear cierta animadversión, pues socialmente se asocia con estar “locos” o “dementes” o algunos otros términos populares que son por decir lo menos ofensivos.

Aunado a lo anterior vivimos en una sociedad en la que se valora mucho la “fuerza de voluntad” y al mismo tiempo si se tiene alguna condición adversa también se recurre a “la voluntad de Dios”. Lo cierto es que nuestra sociedad en general es muy extremista y ante las circunstancias agradables o deseables todo es felicidad, pero si las circunstancias son adversas existe un desánimo brutal y la tendencia hacia la tristeza, la ansiedad, la victimización y la culpa.

Pocas personas toman de manera reflexiva los sucesos cotidianos, es más común que reaccionen de manera visceral y violenta ante las situaciones que se van presentando, lo cual a la postre les genera dudas, conflictos, confusión, vergüenza u otras sensaciones más. Y eso, a su vez genera un círculo vicioso que produce más problemas en sus relaciones con las personas que le rodean y que estima o ama, ya sea en su familia, en su trabajo, en su escuela o en el propio vecindario.

Estos problemas producen pensamientos que desacreditan o minimizan las decisiones que han tomado, implantando la idea de haber cometido errores “irreparables” o hecho cosas “imperdonables” y las sensaciones que los acompañan impiden una reflexión adecuada para mejorar las relaciones con las personas involucradas, creando nuevos problemas en lugar de soluciones.

Problemas como agresiones verbales, físicas, financieras, emocionales o sexuales a los seres queridos, el abuso en el consumo del cigarro, alcohol o drogas, problemas de comunicación, celos, impulsividad, problemas del dormir, en la alimentación, problemas de conducta en los niños o de bajo rendimiento escolar, problemas de índole sexual, ausentismo laboral o escolar por sólo mencionar algunos.

Si usted identifica algunos de estas circunstancias, quizás sea el momento de responder la pregunta inicial y acudir a psicoterapia.

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