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Ganó la democracia

No hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza, dice el refrán popular, y así es. Parecía lejano el día de las elecciones federales en México, pero al fin, después de meses de precampañas, intercampañas y campañas, acompañadas cada una de sus propias reglas y su respectiva carga de combatividad y competencia, llegamos al día D: el día de decidir, de elegir, de votar, de participar.

A lo largo de poco más de seis meses, los mexicanos atestiguamos la campaña electoral más intensa, más competida, más agresiva y más violenta de todos los tiempos, con descalificaciones, insultos, encuestas desfasadas y contradictorias, guerra sucia y más de un centenar de asesinatos políticos cometidos en el país.

Violencia desbordada

La delincuencia actuó como nunca antes para tratar de incidir en la votación, buscando con actos criminales imponer quienes no y quienes sí deberían aparecer en la boleta electoral. No es exagerado decir que la violencia fue el sello del proceso electoral mexicano de 2018.

Siendo la violencia incompatible con la democracia y la votación libre y secreta el acto más democrático que existe, la mejor manera en que los ciudadanos pudimos mostrar nuestro rechazo a la delincuencia fue acudiendo a las urnas.

Alta participación

Así ocurrió. Las imágenes difundidas por televisión y en redes sociales mostrando familias enteras asistiendo a votar en un ambiente de paz y tranquilidad –salvo las inevitables excepciones– prueban que los mexicanos apostamos por las instituciones y rechazamos que el caos y la anarquía se impongan a la convivencia pacífica que deseamos tener.

Si se cumplen los pronósticos más optimistas de participación ciudadana –y todo indica que así será–, en las presentes elecciones habrá votado entre 65 y 70 por ciento del padrón electoral, una de las cifras de votación más altas de que se tenga registro, otorgando amplia legitimidad al proceso y a las autoridades que resulten electas.

Aciertan encuestas

Los resultados finales de las elecciones se conocerán el próximo miércoles, una vez concluidos los cómputos distritales en las poco más de 155 mil casillas instaladas en el territorio nacional. Entre tanto, existe información aportada por los conteos rápidos y por el PREP (Programa de Resultados Electorales Preliminares), que ofrece datos contundentes.

En la elección para presidente de México, Andrés Manuel López Obrador obtuvo una ventaja tan amplia respecto de los otros contendientes –probablemente del doble– que puede afirmarse sin ningún lugar a dudas que ganó sobradamente los comicios presidenciales.

Morena se impone

Otros resultados que parecen irreversibles también dan el triunfo a Morena en la elección para gobernador en por lo menos cuatro estados: Morelos, Tabasco, Chiapas y CDMX. En Guanajuato aventajaba el PAN y en Jalisco, Movimiento Ciudadano. Dos estados –Veracruz y Puebla– aportaban resultados cerrados entre PAN y Morena, y uno (Yucatán) era disputado por PRI y PAN. En todo caso, el único estado que ganaría el PRI sería Yucatán, convirtiéndose en uno de los grandes perdedores de la contienda.

A la espera de los resultados definitivos que nos permitirán configurar la nueva geografía política del país habría que decir que la buena noticia es que lo mexicanos pudimos ejercer nuestro derecho al voto en plena libertad y que la mayoría –equivocada o no– decidió a quienes deberán conducir el destino del país. A algunos gustarán los resultados, a otros no, es válido, pero lo cierto es que ganó el que obtuvo el mayor número de votos. Así es la democracia.

 

Verba volant, scripta manent

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@GOrtegaRuiz

JJ/I