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México

Estos últimos días han estado llenos de emociones a tope.  Díganme cursi que sin resistencia lo acepto.  El ejercicio democrático complejo por el que atravesó este país recientemente me sacudió.  Independientemente de si ganó el o la candidata de nuestras filias, no es posible abstraernos de los distintos gestos que sucedieron ese 1 de julio desde distintos sectores de la población.

Durante el proceso de campañas donde prevalecieron los ataques, las descalificaciones, los insultos, las burlas entre los candidatos, este ambiente tóxico permeaba los círculos privados, las mesas de los hogares o las conversaciones entre amigos.  La polarización que venía aumentando los días previos a esta elección francamente me provocó temor. Existía la posibilidad de que llegado el día de salir a votar sucediera cualquier cosa.  Y fue así. Dentro de esa amplia gama de posibilidades, México no me deja de sorprender.

No puedo de la emoción mirando videos y fotos de aquellos que cruzaron ríos y puentes al grito de  “¡Todo sea por una buena democracia!” Otros que caminaron a pie o viajaron kilómetros en burro para entregar los paquetes electorales. Así muchos casos en el país donde fueron los propios voluntarios ciudadanos que consiguieron hacer posible el derecho al voto en los lugares más recónditos de México, que como sabemos, no son pocos. Como guardianes de algo sagrado, así, los cuidadores del voto.

Mariana Espeleta escribe un post en Facebook sobre  “Crónicas de una funcionaria electoral atropellada por el tren imparable de la democracia”. Y al leerlo lloré. No pude evitar imaginarme que como ella, miles de ciudadanos por todo México hicieron posible que la elección más grande en la historia de este país sea recordada como una jornada democrática y en paz.  Cada ciudadano que estuvo atento, puntual, más de 20 horas sin descanso, de filiación partidista que les guste, cada persona que salió a votar y fue parte de ese 62 por ciento del padrón que emitió su voluntad en papel, me emociona.  La ciudadanía movilizada, activa, comprometida, me conmueve. Esto también es México. Vuelvo a llorar.

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JJ/I