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A cauterizar

Genio y figura… El PRI dice que no impugnará la elección presidencial.

El colmo sería que con la aplastante diferencia de votos que arrasó con el poder del tricolor en el país se le ocurriera impugnar. No hay elementos y ni cómo inventarlos.

Además, la línea la pintó muy clara el presidente Enrique Peña Nieto: el triunfo de Andrés Manuel López Obrador es irrefutable e inobjetable y aceptarlo así es dar certidumbre hacia dentro y hacia afuera.

Los priístas mejor iniciaron un periodo de reflexión del tamaño de la lección que recibieron de los electores y será un periodo de cicatrización largo, porque la herida fue muy grande y profunda.

En la sede nacional del partido comenzaron los cónclaves cerrados de René Juárez Cisneros, presidente nacional emergente del Partido Revolucionario Institucional, con los gobernadores de esa fuerza política.

Según Juárez Cisneros, harán un análisis cuidadoso, honesto y profundo que al final lleve al partido a estar cohesionado y unido. Otros le llaman refundación. De ese tamaño es la gravedad de las cosas al interior del instituto político.

La corriente Democracia Interna del PRI no le da tantas vueltas al asunto y ha divulgado que el partido quedó en ridículo el domingo pasado por la corrupción en el sexenio de Peña Nieto, las fallas en el combate a la inseguridad y la pobreza. De plano pide que el primer priísta del país y su gabinete queden fuera de la reconstrucción por venir y que mejor se dediquen a entregar buenas cuentas de la gestión.

Su postura es que hubo imposición de candidatos y entre líneas comprueba que no todo el PRI estuvo conforme tras la designación de José Antonio Meade Kuribreña como aspirante presidencial, porque en un partido no basta el currículum, hay que ser militante de pura cepa.

El PRI se encamina ahora a definir su rumbo como una oposición. Dicen que será responsable y constructiva, pero ya el tiempo dirá si no sucede lo que en su momento hizo la minoría de Morena, ir contra todo y abstenerse en todo.

PAN abatido

En el PAN el panorama es similar. Por lo pronto Ernesto Ruffo Appel abrió los destapes y está puesto para reemplazar a Ricardo Anaya Cortés en caso de que éste decida ya no regresar al puesto que dejó encargado a Damián Zepeda en diciembre.

Según Damián Zepeda, no hay prisa por hacer una reflexión interna por lo mal que le fue al partido en la elección, porque según él murieron en la línea, dándolo todo. Pero la división, la autoimposición del candidato presidencial, las expulsiones un día antes de la elección, dicen todo lo contrario. El candidato albiazul nunca tuvo cohesión a su alrededor. Ni su partido ni el PRD ni MC lograron un frente bien armado.

Las cosas se pondrán calientes porque el senador Ernesto Cordero Arroyo peleará ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que el PAN le restituya sus derechos, luego de que fue expulsado del partido por su respaldo a la candidatura de José Antonio Meade.

Cordero tiene muy claro que su expulsión obedece más a una venganza política y un ajuste de cuentas en esa fuerza política y por supuesto que pide la renuncia no a la dirigencia, sino al partido, de Anaya Cortés y del actual dirigente nacional, Damián Zepeda.

En cuanto a los perredistas, dicen que por más actas de defunción que les extiendan no están muertos y Movimiento Ciudadano ha optado por el silencio.

JJ/I