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Naturalizar, viable opción

(Foto: Imago7)

El futbol como deporte universal y el más popular entró en una globalización desde hace muchos años.

Si a nivel de clubes se permite, también diversas selecciones han apostado por recurrir a la fórmula de incorporar elementos de una nacionalidad ajena al país de origen.

En Rusia 2018, 24 de las 32 selecciones registraron al menos a un jugador naturalizado, destacando Marruecos como el equipo con más jugadores en dicha condición al contar con 19 en total, seguido por Dinamarca y Túnez con 11, y Senegal con nueve.

Dicho recurso no les garantizó obtener mejores resultados, ya que con excepción de Dinamarca ninguno pasó de la primera fase, pero sí es evidente el aumento de tal alternativa para fortalecer a una selección.

Francia e Inglaterra, semifinalistas, sí tienen naturalizados, pero sin acercarse a la cifra de las selecciones mencionadas. Los galos tienen a su disposición a tres: Steve Mondanda, de Zaire, Samuel Umtiti, de Camerún, y Thomas Lemar, de Islas Guadalupe.

Los ingleses cuentan con Raheem Sterling, de Jamaica.

En México, el tema ha sido tan delicado que cuando algunos técnicos han reforzado al Tricolor con naturalizados las críticas han aumentado por los escasos resultados que ofrecen en sus participaciones.

La primera vez que el Tricolor incorporó a un naturalizado fue en 1935 con el peruano Julio Lores. En la misma década se unieron los españoles José López Herranz y Carlos Blanco, además de los cubanos Jorge Romo y Pedro Arnauda.

Entre la década de los 50 y 60 los argentinos Antonio Bataglia, Alfredo Acosta y Carlos Lara jugaron en el Tri.

Para 2002, se reactivó la medida cuando Javier Aguirre llevó al mundial al argentino Gabriel Caballero, y en 2006, Ricardo La Volpe integró al brasileño Antonio Naelson Sinha y al argentino Guillermo Franco. En su vuelta al conjunto azteca, Aguirre le dio una segunda oportunidad a Franco sin ningún éxito.

Tras dos mundiales sin naturalizados, pero con una creciente presencia de extranjeros que constantemente cambian su nacionalidad por las nuevas reglas en el futbol mexicano, es posible que en Catar 2022 se recurra a dicha alternativa.

NUMERALIA

24 selecciones de las 32 en el mundial registraron al menos a un jugador naturalizado

 

Franco, el que más

El argentino Guillermo Franco es el jugador naturalizado mexicano con más partidos en Selección Mexicana al sumar un total de 25, y el único en jugar dos mundiales consecutivos (2006 y 2010)

Experimentos fallidos

Tras el fracaso de la participación de Guillermo Franco en la Selección Mexicana en el Mundial Sudáfrica 2010, José Manuel de la Torre, quien fue el sucesor de Javier Aguirre en el banquillo, también optó por reforzar al Tri con algunos naturalizados.

El primero fue el argentino Damián Álvarez, a quien Chepo convocó para dos partidos amistosos en 2012 y 2013, sin embargo no quedó conforme con su actuación, y nunca más fue llamado de nuevo.

Poco después, en sus momentos más apremiantes, De la Torre llamó al también argentino Christian Chaco Giménez para que trasmitiera su coraje y garra a un equipo que iba rumbo al precipicio en la eliminatoria mundialista de 2013.

Entre 2008 y 2009, el sueco Sven Göran-Eriksson llamó al brasileño Leandro Augusto, así como a los argentinos Lucas Ayala y Matías Vuoso, éste último quien fue el héroe de Edmonton, al anotar el gol del empate ante Canadá.

Miguel Herrera intentó incluir al argentino Rubens Sambueza, pero ya había jugado un partido con la Selección de Argentina, lo cual impidió que participara en el Mundial Brasil 2014.

JJ/I