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'Alea iacta est', la suerte está echada

Consumatum est.

 

Todo está concluido.

Andrés Manuel López Obrador se encuentra ante su mayor desafío: guardar el equilibrio y hacer de su victoria un triunfo nacional. El país está ante la oportunidad de hacer historia, sin rupturas ni venganzas, a partir del reencuentro y la reconciliación sin renunciar a la pluralidad. El triunfo electoral es claro y legítimo. Los contendientes han dado muestra de madurez, igual que las autoridades gubernamentales y electorales. El respaldo social es fuerte. Las señales enviadas por el candidato triunfante tranquilizan. También la actitud de quienes lo resistían y ahora reconocen su victoria y expresan disposición a construir puentes de entendimiento.

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Optimum cibi condimentum fame.

El mejor condimento es el hambre.

La nueva administración de AMLO está ofreciendo que los mexicanos ya no tendrán necesidad de emigrar y que habrá precios de garantía para la producción de granos. Es decir, los nuevos precios permitirán que los campesinos produzcan y vivan mejor. Eso no se logrará sin subir el costo urbano de los alimentos. Lo que tendrá que ser compensado con mejores salarios que cubran el costo superior de los alimentos más el de una mejoría en sus niveles de vida. Recuperar ingresos urbanos y campesinos debería ser el objetivo. Sin embargo, no se puede elevar el consumo de la mayoría si esto impacta en el aumento a las importaciones. Únicamente es posible si se cumple otra promesa de AMLO; la de producir más de lo que consumimos.

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In púribus naturábilis.

Desnudos.

Reorientar el gasto gubernamental hacia la reconstrucción de la infraestructura que debe acompañar los precios de garantía, más hospitales y escuelas dignas, agua potable accesible para todos, capacitación técnica de los jóvenes con el modelo de aprendices son las nuevas prioridades que obligan al abandono de las grandes obras faraónicas. Y eso va a cimbrar el modelo.

La victoria del cambio de rumbo es hasta este momento sólo política; ya están puestas sobre la mesa las exigencias de estabilidad de las élites; con más estancamiento e inequidad, lo que de manera contundente se rechazó el pasado 1 de julio.

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Per ardua ad astra.

A las estrellas por el camino difícil.

Los economistas señalan que en nombre de la estabilidad y de combatir la inflación, el Banco de México ha actuado continuamente en contra de las elevaciones salariales. El continuo atraso de los salarios empobreció a los trabajadores y generó una profunda inequidad. López Obrador asocia la inequidad y la pobreza a la corrupción, a la criminalidad y a la violencia.

La transformación real no se conseguirá sin presión social y sobresaltos económicos. Para cambiar hay que cimbrar lo existente. Y cimbrar es lo contrario a estabilizar. Por eso se necesita un nuevo acuerdo social.

Se acaban los tiempos del gran crecimiento del comercio internacional y sobrevienen los de las guerras comerciales; se acaba el financiamiento muy barato y amenaza la reversión de flujos de capitales. Las fuerzas externas cimbran el modelo, pero el hartazgo de la mayoría también.

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Carpe diem.

La cosecha del día.

¿En qué empleo le permiten ausentarse hasta seis meses, para ir en busca de un puesto mejor? ¿Y en qué empleo permiten que se reintegre a su tarea cotidiana a seguir cobrando como si nada? En el sector privado, en ninguno. En la administración pública es práctica común, la cual es legal, pero sin duda que es inmoral. En las campañas electorales 795 candidatos pidieron licencia a su cargo de regidor, alcalde, diputado local o federal, senador o incluso gobernador para competir por otro puesto de elección popular. Los retornos de esos funcionarios muestran voracidad por los recursos públicos. Quienes fueron derrotados deberían preguntarse si la causa de su derrota fue precisamente porque la sociedad ya no quiere seguir manteniéndolos.

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JJ/I