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Morena, Lomelí y Uribe

Para quienes comienzan a acomodarse en la butaca con su caja de palomitas en espera de que inicie la lucha entre el ex candidato a la gubernatura Carlos Lomelí Bolaños y el coordinador de la campaña de Andrés Manuel López Obrador en Jalisco, Alberto Uribe Camacho, por el control del partido Movimiento Regeneración Nacional en la entidad, se quedarán con las ganas porque todo indica que no habrá guerra intestina y que la suerte de Morena ya está echada.

El mismo lunes 2 de julio, en rueda de prensa un día después de los comicios y tras reconocer su derrota, Lomelí Bolaños fue claro: “Morena apenas se constituirá formalmente como un partido político en Jalisco y lo haremos con una visión madura, moderna, plural e incluyente. El 3 de agosto iniciaremos el proceso de la formalización de nuestro partido; hay que estar muy pendientes”.

Actualmente Morena en Jalisco carece de un padrón de militantes, pero los números conocidos es que poco más de 785 mil simpatizantes votaron a favor de su candidato a la gubernatura y que el apoyo ciudadano le permitió ganar una senaduría, como primera minoría; dos diputaciones federales: distritos 5 y 16; tres diputaciones locales: distritos 7, 11 y 16, a las que se le sumarán cinco más que le corresponden por la vía plurinominal; así como en siete municipios: Ayotlán, Cocula, Cuquío, El Limón, La Barca, Pihuamo y Tecalitlán.

Las cifras anteriores colocan a Morena como la segunda fuerza política en la entidad, pero como partido político es prácticamente inexistente luego de los conflictos internos que enfrentaron y que llevaron a la dirigencia nacional a desaparecer al comité estatal y enviar a una terna legislativa federal que se encargó de los trabajos previos a que arrancara el proceso electoral, con un responsable del trabajo político como lo fue Alejandro Peña.

Ante este escenario y tras los resultados del pasado domingo no faltaron quienes auguraron un encontronazo entre Lomelí y Uribe por quedarse con el incipiente partido que, por supuesto, requerirá de mucho trabajo, coordinación y, principalmente, recursos económicos, pues no sólo se trata de crear un comité estatal, sino también 125 comités municipales si quiere asumir con seriedad y responsabilidad la encomienda que le dieron los jaliscienses que votaron a favor de sus candidatos.

Es así que todo indica que la tarea para integrar en forma a Morena como partido político en Jalisco quedará en manos de Carlos Lomelí, lo que no significa que será el primer presidente del comité estatal en su etapa de construcción, sino que será quien coordine los trabajos, mientras que como él mismo lo confesó desde el momento mismo en que reveló su integración al lopezobradorismo, Alberto Uribe buscará un espacio en la estructura del gobierno federal en la capital del país.

Hay quienes ya lo ven como colaborador de Marcelo Ebrard en la cancillería, pero no es descartable alguna encomienda en cualquier otra dependencia del gobierno morenista que lo obligaría a dejar el estado y no tener la tentación de inmiscuirse en tareas partidistas que, de confirmarse a partir de agosto, estarían bajo la responsabilidad de Lomelí Bolaños.

Salvo que también sea incluida como parte del gabinete ampliado –el legal parece ya estar completo–, todo indica que Yeidkol Polevnsky continuará al frente de la dirigencia nacional de Morena y la tarea que le espera para integrar 32 comités estatales será titánica si para las elecciones de 2021 no quiere que su partido sea flor de un día.

En el caso de Jalisco, Lomelí y su equipo se darán cuenta que la campaña por la gubernatura no fue una aventura que concluyó el 1 de julio con el conteo de boletas, sino que ahora viene el trabajo que definirá su futuro y el de Morena como segunda fuerza.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I