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Recuento de los daños

Después del knock-out electoral conectado por Morena contra el PRI, el PAN, el PRD, de Nueva Alianza y del Partido Encuentro Social que, de acuerdo con la Constitución, estos dos últimos, por no lograr “… al menos, el tres por ciento del total de la votación válida emitida… (les) será cancelado el registro”, sería bueno hacer una evaluación de los resultados.

De tener en la 63ª Legislatura 203 (40.6 por ciento) diputados, el PRI pasará a tener tan sólo 45 (9 por ciento) diputados y de 55 (43 por ciento) senadores ese grupo parlamentario tendrá 13 legisladores (10.2). Por su parte, el PAN, de tener 107 diputados (21.4 por ciento) ahora tendrá 83 (16.6) parlamentarios y de 34 senadores (26.6) ahora conservará 23 (18.3).

El PRD, en la actual Legislatura federal tiene 51 (10.2 por ciento) diputados y seis (4.7) senadores y en la siguiente Legislatura tendrán 21 (4.2) diputados y ganará dos, pues ahora tendrá ocho senadores (6.3). Movimiento Ciudadano en la actualidad tiene 21 (4.2) diputados y cero senadores, pero a partir del 1 de septiembre tendrá 27 (5.4) diputados y siete senadores (5.5) en su bancada parlamentaria.

El PVEM tiene en esta Legislatura 38 diputados (7.6 por ciento) y cinco senadores (3.9); para la próxima Legislatura tendrá la mitad de diputados, 16 (3.2), pero tendrá dos senadores más, lo que representa 5.5 del Senado. Nueva Alianza actualmente tiene 12 diputados (2.4) y ningún senador; para la siguiente Legislatura tendrá sólo dos diputados, pero al menos un senador.

En total, estas seis organizaciones partidistas tienen 432 diputados y 100 senadores; esto es 86.4 por ciento y 78.1, respectivamente, de representación en el Congreso federal. La nueva oposición ahora será de 194 diputados y 59 senadores; su representación sumará solo 38.8 y 46.1 en ambas cámaras.

Con esta nueva conformación, el presidente electo no tendrá dificultades para que ambas cámaras legislativas, con una representación de 61.2 por ciento en la Cámara de Diputados y 53.9 en el Senado, para que le aprueben las iniciativas en cuanto entre en su primer período de sesiones la 64ª Legislatura con su nueva aplanadora legislativa, donde en ambas tendrá mayoría absoluta (la mitad más uno de los integrantes de alguna de las Cámaras); sin embargo, para algunos casos se requerirá una mayoría calificada (dos tercios o tres cuartas partes del número total de votos o votantes), 334 votos en la Cámara baja y 85 en la Cámara alta.

Esta última mayoría será donde los partidos minoritarios jugarán un papel decisivo y ahí radica su fortaleza como oposición para negociar y aprobar cambios estructurales o reformas constitucionales que la nueva administración ejecutiva federal pretenda realizar, al menos en esta Legislatura.

Otro elemento a considerar es la integración de los nuevos congresos locales, donde Morena tendrá al menos 19 estados: Baja California, Ciudad de México, Colima, Chiapas, Durango, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosís, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas, fundamentales también para la aprobación de reformas constitucionales.

Morena tiene su nueva aplanadora como alguna vez era el carro completo del PRI, otrora partidazo. El poder absoluto es tentador para cualquier político y grupo en el poder. El último presidente de la República que mostró músculo durante su sexenio fue Salinas de Gortari (recordemos los 14 gobernadores que fueron destituidos en su período).

Con este escenario, ¿se verá el primer morenista del país tentado a constituir, con todo el poder acumulado, una Presidencia imperial? Esperemos que no; ahora los ciudadanos deseamos que esa nueva aplanadora apueste por una reforma de las ideas y de las instituciones.

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JJ/I