INICIO > ARTE
A-  | A  | A+

Johannes Brahms es corporal en escena

Concierto. Yoo se despidió con una pieza tradicional coreana con alusiones a una marcha militar para luego dejar a la Orquesta seguir con un concierto no menos vigoroso del compositor húngaro Béla Bartók. (Foto: Jorge Alberto Mendoza)

Fue casi como una danza. La noche del jueves en el Conjunto de Artes Escénicas la violinista estadounidense Esther Yoo tocó un concierto dedicado a una de las obras más representativas de Johannes Brahms que hizo al público arder en aplausos.

La solista fue la invitada principal del programa cinco de la segunda temporada de la Orquesta Filarmónica de Jalisco este año. Y lo hizo a su modo, como decía el título del concierto, con un virtuosismo que se le veía en cada uno de sus gestos corporales.

A veces ni siquiera parecía que tuviera los ojos abiertos, en parte por sus rasgos provenientes de su ascendencia coreana y en parte porque estaba realmente calibrando el carácter anímico de la música que eligieron: tocó las tres piezas del Concierto para violín en re mayor opus 77, destacado por su marcado crescendo, un himno de varias emociones que termina en un éxtasis alegre, complejo y que parecía revolotear en la sala Plácido Domingo.

Haciendo énfasis con la cabeza en cada remate –como si su cuello y su oreja formasen parte del arco que arrebataba las notas– subía y bajaba con las notas, inclinada para un lado y para otro como para darle énfasis a las ondas en las que viajó el concierto.

Se encorvó y las cejas formaron una curva en descenso y ascenso; terminaron en dos arrugas con un gesto normalmente adjudicado a la preocupación. Los labios fruncidos también en tensión. Luego una pausa para mirar a Marco Parisotto, quien en su puesto también bailaba con las manos y el cabello al dirigir a la orquesta.

Yoo tocó con todo el cuerpo y con todo el rostro. Cuando se acababa una secuencia parecía que se la arrancaba del cuerpo como a algo muy pesado.

En las pausas parecía descansar de esa tensión del violín –un Stradivarius de 1704 Prince Obolensky que le prestó un coleccionista– que lejos de su hombro parecía más ligero. Se secaba las manos en el vestido y esperaba para entrar de nuevo.

La pieza que tocaron lo ameritó. Bramhs la compuso, se sabe, basado en el cariño, no uno tierno y quieto sino uno brillante y eufórico a veces, primero a quien con esta obra coronó como su amigo íntimo el violinista Joseph Joachim y en recuerdo a una conmovedora y revitalizante estancia en Italia. Lo escribió después, ya en el verano de Austria, en homenaje a estas dos evidentes inspiraciones.

Yoo le hizo honor y los tapatíos le aplaudieron cada que una de las piezas terminaba y al final cuando no la dejaron irse del todo y en agradecimiento, se despidió con una pieza tradicional coreana con alusiones a una marcha militar para luego dejar a la Orquesta seguir con un concierto no menos vigoroso del compositor húngaro Béla Bartók.

El programa Virtuosismo Orquestal, Esther Yoo interpreta a Brahms tendrá una presentación más este domingo, a las 12:30 horas, esta vez en el Teatro Degollado. Los boletos están a la venta en taquillas y en el sistema Ticketmaster.

Presentación

Mañana, en el Teatro Degollado, se repite el concierto

JJ/I