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Mi trayecto con Consuelo Velázquez

Revisando las noticias un día cualquiera, me topé con una nota en la que el entonces legislador por el PRI, Miguel Castro, proponía presentar una moción para que los restos de Consuelo Velázquez fueran trasladados a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres con el siguiente argumento: "Porque tanto en su vida pública como privada, la concertista y compositora no tiene mácula que mancille su buen nombre, ni sus actos contrariaron la legalidad, la moral o las buenas costumbres". Lo leí varias veces. No podía dar crédito. En pleno siglo 21.

Hace tres años, en este mismo mes, estrenamos un proyecto que me obligó a moverme del lugar conocido. Mi quehacer profesional como productora de artes escénicas me había llevado a concentrar las energías en armar equipos y sortear adversidades para llevar a buen puerto los deseos de los otros. Desde ese lugar, no había un sentido profundo de implicación que exponga tus vísceras para ser juzgadas. Pero dirigir no estaba entre mis planes a corto plazo.

Sin embargo, poco tiempo después, la secretaria de Cultura del Estado, Myriam Vachez, me confió la dirección  –mi primera– del homenaje a Consuelo Velázquez, a propósito del Centenario de su nacimiento. Estaba aterrada. La responsabilidad y el compromiso que implicaban tal voto de confianza en tan tremendo proyecto me activaron, entre otras cosas, el instinto curioso por trabajar a profundidad al personaje, a la mujer, artista.

Al primero que había que convencer de la idea, era al hijo y heredero único de los derechos de Consuelo, Mariano Rivera Velázquez, un personaje fascinante, complejo y sensible, que accedió a abrirnos su archivo personal y sus historias íntimas.

Posteriormente, de la mano de Dalia Huerta, una artista del video impresionante, pasamos muchas horas en la fonoteca y cineteca nacional escuchando y gestionando audios e imágenes que pudieran funcionar como el hilo conductor de la historia de la vida de una artista.

A la lista de sumas, apareció Álvaro Abitia, quien me orientó a convocar a Mario Santos, como el mejor director musical. De ahí, sucedieron una cascada de eventos afortunados y la incorporación de talentos  y personas comprometidas y profesionales que no me alcanzan los caracteres para agradecer.

Tres años después, volvemos. Un equipo integrado en su mayoría por mujeres para homenajear a otra mujer artista que por fin será reconocida como parte de la Rotonda de personas ilustres de nuestro estado. Hoy en el Teatro Degollado a las 20 horas. Entrada libre.

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JJ/I