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Taibo II: dos historias de libertad

Publicación. El texto reúne, por un lado, la historia de un grupo de campesinos que llegan a Veracruz, mientras que por el otro, relata crónicas de una fuente poco conocida en el mundo del deporte: el ciclismo. (Foto: Especial)

Este mes llegó a las librerías un libro que es al mismo tiempo dos novelas recién terminadas del escritor e historiador mexicano Paco Ignacio Taibo II. Editado por Planeta, este libro tiene un riesgo para el lector, leer en público le hará el blanco de muchas preguntas: cuando se lee una, de lejos parece que se está tomando el libro al revés. Por un lado La libertad, la bicicleta y por el otro El olor de las magnolias.

En entrevista con este medio, el autor contó que ambas fueron una travesía diferente, ambas hiladas por la libertad. Una sobre un periodista que encuentra en las crónicas deportivas un espacio de libertad que hasta ahora se le negaba en los espacios de publicación y la otra sobre uno de los fenómenos alrededor del Porfiriato. Aunque no recomienda un orden concreto de lectura, las últimas partes de las dos historias las escribió a la par en un ejercicio de escritura que compagina tanto ficción como realidad.

El olor de las magnolias

El autor contó que esta novela en específico partió de juntar cuatro o cinco elementos históricos que tenían gran potencial juntos: por un lado los emigrantes europeos que trajo Porfirio Díaz a zonas conflictivas indígenas, pero también la visión que tuvo de Nápoles que reunió en dos libretas durante siete viajes que realizó. Sus exploraciones sobre el porfirismo, sobre todo en Veracruz.

“Era muy claro para mí desde muy temprano que ahí había potencial para una novela”, dijo. “Duré 15 años pensándola hasta que le encontré el acabose. Desde que la empecé a lo largo de los años iba configurándola. Llegó un momento en el que tenía ya escrito el principio y el final. Faltaba el nudo: las razones por las que el personaje central regresa a Nápoles a morir”.

Entre los retos de escribir esta historia, Taibo II mencionó el de darle vida a cada uno de los múltiples personajes que aborda. “Son unos italianos muy peculiares que llegan, supuestamente campesinos, pobres. Pero de repente la gente comienza a ver que se comen las semillas y a los bueyes, montan una destilería de nanche y los espías porfiristas comienzan a especular que están locos, porque se encueran los domingos a tomar el sol. Empecé a trabajar en ellos y sus historias”, contó.

El personaje central tiene dos papeles en la novela: el que cuenta la historia durante 1900 y el que, 80 años después, cuenta sobre su regreso a Nápoles. Poner los géneros al servicio de la historia y no viceversa fue la regla con la que guió la escritura de esta historia, por lo demás ficticia, por eso tardó tanto en construirse porque tuvo que imaginarse las magnolias y darse esas libertades para contar.

“La ficción que más me gusta es una ficción muy contaminada de información. En la que hay anecdotarios secundarios, puntos de fuga, personajes que aparecen y desaparecen, referencias. Es la ficción que a mí más me gusta y que me lleva a una especie de aventuras histórico-políticas, pero con un eje melodramático… en este caso me di todas las libertades, hay dos o tres personajes históricos que tuve que estudiar, hice una novela y estuve totalmente la conciencia de que estaban en mis manos”, dijo.

La libertad, la bicicleta

El relato que ocupa La libertad, la bicicleta es una deuda de años que Taibo II tenía sobre la historia de su padre de la que él mismo fue testigo cuando era niño, que había enloquecido como periodista en España durante el franquismo y que vivió represalias, censura, lo que le obligó a saltar como periodista deportivo, de ciclismo.

Al morir su padre, recibió una serie de carpetas con recortes de lo que había escrito y luego se dio a la tarea de buscar en hemerotecas en los medios en los que escribió su padre, las crónicas y textos completos al respecto.

“Su salto al periodismo deportivo era un salto de fuga, a su búsqueda de la libertad y el momento culminante es cuando logra llegar el Tour de Francia en París y va a ver el café donde Sartre tomaba café”, contó Taibo II. “La idea de que yo me formé familiarmente con padre y abuelos de que el periodismo era una de las bellas artes, pero auspiciada por canallas, siempre me ha dominado. Pensar que el periodismo es palabra mayor y que hay que escaparse de la rutina diaria de las siete notas al día, del jefe de redacción que no te deja hacer lo que quieres para hacer las grandes historias, los grandes reportajes y las grandes crónicas”.

Dijo que en esta novela en específico, quienes amen el periodismo encontrarán lo que quiso su padre en su momento: un remanso de libertad y de amor por su búsqueda.

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FRASE

“Era muy claro para mí desde muy temprano que ahí había potencial para una novela”

“La idea de que yo me formé familiarmente con padre y abuelos de que el periodismo era una de las bellas artes, pero auspiciada por canallas, siempre me ha dominado”
Paco Ignacio Taibo II, escritor

JJ/I