INICIO > MUNDO
A-  | A  | A+

Conmemoran un año de Charlottesville

ANIVERSARIO. Susan Bro, madre de Heather Heyer, quien fue asesinada durante el mitin del año pasado, habla con los periodistas en el lugar donde mataron a su hija en Charlottesville, Virginia, el viernes 10 de agosto de 2018. (Foto: AP)

WASHINGTON. Charlottesville se preparaba desde ayer para recordar el primer aniversario de las marchas supremacistas en Virginia, que dejó como saldo la muerte de una mujer y dos policías.

Las autoridades locales aseguraron en las últimas horas que han intensificado las medidas de seguridad en el centro de la urbe virginiana, donde han modificado las vías de acceso tanto para vehículos como para peatones desde esta mañana.

El Departamento de Policía de Charlottesville, la Policía Estatal de Virginia y la del condado de Albermarle son algunos de los cuerpos de seguridad que patrullan activamente la urbe este fin de semana, de acuerdo a un comunicado de su Ayuntamiento.

Para garantizar que estos cuerpos puedan responder a cualquier suceso, el gobernador de Virginia, Ralph Northam, declaró el jueves el estado de emergencia para este estado y para Charlottesville.

La manifestación de nacionalistas blancos hace casi un año en Virginia, que dejó a una mujer muerta y decenas de heridos, resultó ser un momento decisivo, tanto para el movimiento de extrema derecha como para la propia ciudad. Desde entonces, muchos residentes dicen que las heridas no se han curado y otros creen que la violencia evidenció diferencias sobre cuestiones más profundas, de raza y desigualdad económica, y que es necesario resolverlas.

James Alex Fields Jr., un residente de Ohio, fue acusado de embestir con su automóvil a una multitud que protestaba contra una marcha de supremacistas blancos en la ciudad de Charlottesville, Virginia. En el atropello murió a Heather Heyer, una asistente legal de 32 años.

"Una de mis mayores quejas con la gente de este pueblo el año pasado fue que la gente, en su mayoría blanca, seguía diciendo 'Esto no es Charlottesville'", dijo Brenda Brown-Grooms, una pastora y activista local. "Me pregunto en qué planeta viven. Esto es exactamente lo que somos".

Brown-Grooms nació en Charlottesville, en el sótano segregado del hospital de la Universidad de Virginia. Asegura que la supremacía blanca estaba presente en Charlottesville mucho antes del mitin de hace casi un año y que es el "elefante en el cuarto" con el que la ciudad debe lidiar ahora.

Desde el mitin fatal del 12 de agosto, los activistas han presionado a los líderes para que se ocupen del pasado de racismo y esclavitud de la ciudad, su crisis de vivienda asequible y la relación de la Policía con la comunidad negra, entre otros temas.

Trump condena todo acto racista

WHASHINGTON. El presidente estadounidense, Donald Trump, dijo en Twitter ayer por la mañana que condena el racismo y la violencia, en víspera de celebrar el primer aniversario de una concentración supremacista blanca que terminó con una mujer muerta en Charlottesville, Virginia.

“Los disturbios de Charlottesville del año pasado terminaron con una muerte y división sin sentido”, escribió Trump. “Debemos unirnos como nación. Condeno todos los tipos de racismo y actos de violencia. ¡Paz para todos los estadounidenses!”.

Los mensajes de Trump llega el mismo día en que Virginia se prepara para recordar el primer aniversario de las marchas supremacistas en esa ciudad, que se saldaron con la muerte de una mujer y dos policías. Redacción

Trump fomenta la división racial

WASHINGTON. No se ha producido un reinicio ni se ha dedicado un momento a sanar las heridas. Un año después de culpar a “ambos bandos” por los choques violentos entre supremacistas blancos y contramanifestantes, el presidente Donald Trump sigue coqueteando con la retórica de matices raciales y recibe escasas críticas de los dirigentes republicanos o de su base cuando lo hace. Dirigentes negros y demócratas sostienen que el tono y las medidas de Trump en materia racial han empeorado en los meses transcurridos desde la violencia en Charlottesville, Virginia.

El resultado de ello es un escenario político profundamente dividido en el que la retórica racista recibe escaso castigo y, en ocasiones, una clara recompensa.

Los demócratas apuestan a la movilización de izquierdistas y minorías, negros en particular, para recuperar la mayoría en el Congreso. A su vez, los republicanos esperan contener la oleada demócrata mediante una fuerte participación de los votantes blancos de derecha que ayudaron a elegir a Trump y lo alientan en su disposición a sumergirse en asuntos candentes con matices raciales.

Trump ha expresado a sus próximos la convicción de que al menos uno de esos asuntos, la crítica a los jugadores negros del futbol americano que se arrodillan durante el himno nacional, es un punto a su favor porque infunde ánimos a la base blanca. Volvió sobre el tema el viernes al tuitear que los jugadores expresan indignación por “algo que la mayoría de ellos son incapaces de definir”. Los jugadores dicen que es una actitud de protesta contra la muerte de negros a manos de la Policía, la injusticia social y el racismo.

El ascenso al poder de Trump tiene varios hitos que invocan estereotipos raciales. En 1989, pidió la pena de muerte para cinco adolescentes negros e hispanos acusados de violar y asesinar a una mujer blanca; aunque la prueba de ADN los exoneró, Trump ha insinuado que aún los cree culpables. Durante años, promovió la mentira de que el presidente Barack Obama había nacido en Kenia. Este año, desde su puesto en la Casa Blanca, ha puesto en duda reiteradamente la inteligencia de conocidas personalidades negras como la legisladora demócrata Maxine Waters, el basquetbolista estelar LeBron James y el periodista de CNN Don Lemon, a quien llamó “el hombre más tonto del mundo".

"Una de mis mayores quejas con la gente de este pueblo el año pasado fue que la gente, en su mayoría blanca, seguía diciendo 'Esto no es Charlottesville'"
Brenda Brown-Grooms, activista social

fv/i