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Lizeis: Dibujar lo que está cerca

Manual. Aunque Lizeis trabaja con diferentes herramientas que incluyen las digitales, ella prefiere los formatos tradicionales y dibujar a mano. (Foto: Humberto Muñiz)

Fanzines, viñetas, cartones políticos y más monos son los que marcan la trayectoria de la artista plástica Lizeth Arámbula, o Lizeis, como firma, quien contempla su trabajo con el dibujo como una forma de relatar sus días.

Ahora cursa la maestría de narrativa gráfica y con miras de seguir preparándose, de hacer residencias en Europa, Estados Unidos o donde sea, pero también de hacer un taller de dibujos para su comunidad, sigue aprendiendo y en el camino, exponiendo sus creaciones para todos.

NTR. ¿Cómo comenzaste este trayecto?

Lizeth Arámbula (LA). Comencé como todos. En la escuela siempre me gustó mucho dibujar y como tengo familia en Estados Unidos viajábamos mucho en tren durante horas, mi abuelita me compraba cuadernos para dibujar y me entretenía coloreando para pasar el tiempo. En la secu y en la prepa perdí el hábito porque se imponen otros gustos y otras tareas. Tuve mis hijos y asumí otras responsabilidades laborales, pero nunca dejé de hacer mis monitos y cuando en 2007 tuve acceso a Internet me di cuenta de que mucha gente hacía lo mismo y lo publicaban en sus blogs antes de Facebook. Comencé a publicar más seguido y a inspirarme en los dibujos de muchas personas.

NTR. ¿Qué te hizo seguir?

LA. De ahí al punto en el que estoy ahora no fue sólo el placer. Hay muchas dificultades, el dinero, cuando hay bloqueos creativos: eran más las adversidades que las cosas que me decían que siguiera dibujando, pero entre más lo he hecho más alegrías he tenido y más proyección. Simplemente seguí haciéndolo y ya tengo camino andado en algunos campos como el fanzine, la ilustración, hago portadas para Paraíso Perdido.

NTR. ¿Qué aprendiste que te ayudara a que sea menos arduo, a que nazcan las ideas?

LA. Ideas siempre las tengo, siempre hay imágenes en mi cabeza, el problema es que a veces no tengo las habilidades para plasmar lo que me imagino y eso es frustrante. Todas las angustias, el estrés del día laboral, esas son las principales dificultades que por más que yo quiera sentarme a dibujar y que salga una historia es complicado. Lo que he aprendido es que hay que chingarle. Tampoco lo hago a fuerza, pero sí es mi oficio, me gusta mucho y el proceso es más bien azaroso, tengo mi libreta donde boceto cosas y procuro tener un horario, juntarme con otros dibujantes me ayuda un montón a concentrarme en una idea. Una vez que me concentro, fluyo. Aunque en la maestría sí tengo un proyecto formal, una novela gráfica con guion y con una estructura visual mucho más cuidada.

NTR. Experimentas con varios formatos y materiales ¿qué te lleva a experimentar?

LA. Me gusta mucho aprender y tengo un grave problema de dispersión. Me gustaría ser especialista pon tú que en tinta china, pero no, aunque es la que más me gusta y me ayuda a ilustrar, pero también me fascina el dibujo a lápiz o con estilógrafos. He tratado de transitar varias técnicas y aprender, todos estos caminos me han ayudado a enfocarme un poco más en la ilustración que hago con mis propias manos. Excepto lo digital, prefiero seguir aprendiendo a dibujar a mano con otras técnicas; sí uso varios programas, pero prefiero hacerlo a mano.

NTR. ¿Por qué a mano?

LA. Simplemente lo disfruto, verlas y hacerlas. No hay ningún intermediario, donde no dependes de otra cosa. Creo que lo decidí. Sí digitalizo mis imágenes, no estoy en contra de la tecnología, uso lo que me gusta y se adapta a lo que necesito, pero como que decidí enfocarme más en lo manual.

NTR. ¿Cómo dibujas, cómo sabes por dónde empezar?

LA. Es un proceso tortuoso en la mañana, de camino al trabajo tengo más ideas, pero hay que sacar la chamba. Ya en la tarde por lo general dibujo, ahí sufro porque las ideas de la mañana se me olvidan y hago bocetos que a veces no me gustan y a veces veo mi diario de dibujos y de libretillas. A veces funciona estar sentado dibujando, pero también a veces me ayuda salir a caminar en lo que las ideas surgen. A veces es que me enamoro de alguno que va por la calle, otras que me hago varias preguntas, que me quedo atenta, o que me distraigo viendo series o música. Cuando de plano no se me ocurre nada dibujo durante el día lo que voy viendo y a veces al final ya tengo más o menos una historia.

“Me interesan las historias que tienen emociones donde el otro puede verse identificado, las pláticas que tengo con amigos, cuando tengo un día muy malo y escucho a mi alrededor, en ese sentido no es tan fantasioso, no busco contar cosas de seres de otro planeta; me gusta contar las historias de la gente con la que convivo, que no están de moda, es la forma más sencilla en la que puedo mostrar mi propia vida”
Lizeth Arámbula, monera

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