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El futuro de Ibarra Pedroza

A 75 días de que Enrique Alfaro Ramírez rinda protesta como el próximo gobernador de Jalisco podemos afirmar que hoy el único que tiene un lugar asegurado en el siguiente gabinete es el actual presidente municipal interino de Guadalajara, Enrique Ibarra Pedroza, concretamente como secretario general de Gobierno.

Sí, es cierto, no solamente es obligado considerar a Ibarra Pedroza como uno de los futuros colaboradores de Alfaro Ramírez, sino que también lo es ubicarlo en la posición a la que estoy seguro que siempre ha aspirado y en la que tirios y troyanos saben que en el alfarismo, nadie como él para asumirla y dar los resultados esperados, como es la Secretaría General de Gobierno.

Ante el temperamento de Enrique Alfaro, desde la Secretaría General de Gobierno Ibarra Pedroza será sin duda un contenedor de potenciales conflictos para el primer gobierno alfarista en Jalisco; su capacidad negociadora garantiza la posibilidad de desactivar conflictos con los que pudiera ser puesto a prueba el nuevo gobierno y, por supuesto, sería el gran interlocutor con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, vía directa o a través de Carlos Lomelí Bolaños, como coordinador estatal, o bien, con las bancadas legislativas, donde un conducto importante será el senador Ricardo Monreal, con quien sostiene una estrechísima relación de amistad y política de muchos años.

Ibarra Pedroza fue subsecretario general de Gobierno en la administración del finado gobernador Enrique Álvarez del Castillo –cuando el titular de la Secretaría General era Eugenio Ruiz Orozco–, donde desde entonces comenzó a consolidarse como un efectivo interlocutor entre las diversas fuerzas políticas en el estado y demás poderes fácticos.

Autodefinido como “una persona de carne y hueso, con defectos, tal vez con algunas cualidades y con sentido de responsabilidad” –como lo declaró en una entrevista en 2006 con el diario Ocho Columnas–, Enrique Ibarra es prácticamente el autor de las sumas políticas que ha registrado el alfarismo a lo largo y ancho del país desde 2013, cuando decidió retirarse de las filas del lopezobradorismo para comenzar a trabajar la candidatura de Enrique Alfaro, primero, a la presidencia municipal de Guadalajara y, desde ahí, proseguir después en la consolidación de la candidatura al gobierno estatal.

Como presidente del Consejo Ciudadano del partido Movimiento Ciudadano, Ibarra Pedroza se dedicó a recorrer el estado en la búsqueda de aliados que dieran forma y fortaleza a la naciente corriente alfarista para construir una candidatura que lograra llegar, cinco años después, a la gubernatura. Y lo logró. Lo mismo se reunió con priístas que con panistas y perredistas, y supo atraerlos, armar alianzas y amarrar compromisos con todos ellos.

Sin duda, el actual munícipe tapatío fue el constructor político de la estructura que dio al partido Movimiento Ciudadano posibilidades de una mayor competencia, particularmente en municipios del resto del estado y donde tanto MC como el alfarismo tenían poca o nula presencia. Conozco, de primera mano, muchos nombres de figuras políticas de diversos puntos de la entidad que fueron contactados por Enrique Ibarra y convencidos por él del proyecto político que se armaba alrededor de Alfaro.

“Me buscó Ibarra”, “me reuní con Ibarra”, “voy porque me lo pidió Ibarra”, fueron, entre otras, frases que escuché de quienes en 2015 y ahora en 2018 fueron primero candidatos y hoy gobernantes o legisladores, y de otros más que simplemente contribuyeron con su trabajo donde MC ganó o perdió, por petición de Ibarra Pedroza.

Sin duda, una de las primeras decisiones que le serán aplaudidas a Enrique Alfaro por sus aliados y adversarios será nombrar a Enrique Ibarra secretario general de Gobierno. Al tiempo.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I