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El futuro nos rebasó

Hace cinco años en reunión de padres de familia advertí que la Industria 4.0 venía empujando muy fuerte y debíamos transformar la educación. Dije que los autos autónomos resolverían enormes problemas de vialidad al no tener que ser conducidos por un chofer. Así un mismo carro podría llevar y traer a la familia en diferentes turnos o dejarnos en la puerta de la oficina o escuela y volver al finalizar la jornada. Me miraron incrédulos como si estuviera hablando de una película de ciencia ficción. El Diario NTR publicó la semana pasada una noticia disruptiva; Waymo de Google, antes que termine 2018, pondrá en Estados Unidos 600 taxis autónomos al servicio público y en los meses siguientes 80 mil autos más.

La historia de la fabricación de coches autónomos inicia en el diario The Milwaukee Sentinel que anunciaba que Achen Motors en 1926 fabricaba un auto teledirigido por radiofrecuencia. Desde 1939 General Motors impulsa proyectos de autos no tripulados. Alemania y en específico Mercedes diseñó el prototipo 500 SEL que recorrió mil kilómetros autopiloteado. La historia continúa en diferentes compañías con formas distintas de autonomía, pero lo anunciado por Google realmente es impresionante y es posible gracias al Internet de las cosas y la IA, además de avanzados desarrollos científicos. Un paso más de la Industria 4.0 que dejará sin trabajo a millones de personas, especialmente las que realizan tareas repetitivas y que poco a poco los robots desplazarán.

Nuevos empleos deberán surgir, como hoy que ya existe el pilotear drones, los community manager, los influencers, los cuidadores de personas mayores, la ciberpolicía, los docentes virtuales, entre muchos otros. No nos hemos dado cuenta pero el mundo cambia vertiginosamente. Hoy compramos por Internet en tiendas virtuales, rentamos transporte o casa a distancia, escuchamos música legal casi de manera gratuita, tenemos una inmensa colección de películas, viajamos sin miedo a extraviarnos y trabajamos en colaboración con perfectos desconocidos. Por lo tanto la educación debió cambiar radicalmente.

Hoy debemos dejar que los hijos se equivoquen con mayor frecuencia desde niños al ser innovadores y creativos, felicitarlos por verdaderas aportaciones que les exijan, debemos llevarlos a emprender negocios dejándolos que arriesguen y desarrollen el sentido científico y tecnológico usando varios idiomas. Debemos encontrar el equilibrio entre lo digital y virtual que ciertamente desarrolla una parte de la inteligencia, pero a su vez llevarlos a la convivencia, la práctica deportiva diaria, la socialización y el manejo de sus emociones; el trabajo colaborativo y el respeto a los valores de transparencia, honestidad y muchas otras virtudes.

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@Saucedodlallata

JJ/I