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'Ana y Bruno'

Entiendo a Ana. No es fácil hacerse amigo de los monstruos de otros. Me conmueve Ana porque no hay nada más importante en la vida que luchar por lo que se quiere, por la familia. Siento infinita ternura por Ana, sobre todo porque es valiente y emprende un viaje sin saber si hay un destino. A Ana la quiero por valiente, por el desinterés de su lucha. De Ana hay que amar la ingenuidad con la que enfrenta su batalla como si todo fuera tan fácil. Jamás podrás odiar a Ana porque ella, al menos, trató, intentó y te robó unos minutos a experimentar que en lo más oscuro hay una luz, escondida, ahí, en el fondo de la mente.

Ana y Bruno, del director Carlos Carrera, es extraordinaria. Su relato se desarrolla en un mundo donde nadie quiere entrar: el dolor, el duelo y la locura. Ana conduce al espectador por una titánica lucha contra los monstruos internos de los personajes que habitan un manicomio, en particular de su madre. Ana es la expresión más genuina del amor filial, el personaje es ingenuo, pero valiente, cuestiona y no se queda inmóvil, a sus miedos los enfrenta y se convierte en ese ángel que todo mundo tienen en la persona que está lejos pero te tiene un amor infinito.

Ana hace llorar. Ana hace reír. Ana invita a luchar y Ana se lleva a los monstruos de paseo para aliviar el dolor de quienes los padecen. Los monstruosos amigos de Ana son las obsesiones de todos, el tiempo (un reloj destartalado), el qué dirán (tres ancianas), un borrachín (los excesos), una elefanta rosa (los celos, la envida) y un hombrecillo verde llamado Bruno. Todos viven en una fantasía y emprenden un viaje que no busca otra cosa que encontrar la paz, ya sea de la mente, cuyas inquietudes se representan con cabras (estar loco como cabra suena a risa, pero el símbolo permanece todo el tiempo) y encontrar alivio al dolor, la pérdida, la muerte.

Ana y Bruno se desarrolla en la locura y la muerte, elementos tan presentes en la cultura mexicana y son llevados a una visión menos folclórica que Coco, incluso más poética a pesar de los ambientes grises que envuelven a Ana, más dramática porque habla de pérdidas incalculables, más tierna porque la lucha de Ana es el bienestar de su familia.

A la trama le ayuda el casting de voces, de primera. A Ana le ayuda la animación con mucha personalidad y un sello propio, también le ayuda que cualquiera que haya tenido una pérdida en su vida y haya librado una lucha contra sus monstruos pueda identificarse, porque hay luchas donde nadie debe quedarse solo. A partir de ahora Ana puede ser esa compañía o inspiración para pelear contra el dragón de fuego y encontrar alivio.

@tuamigoFranco

fv/i