INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

El mes patrio

Septiembre está cargado de simbolismos para los mexicanos. El concepto de fiestas patrias se ha introducido en nuestra formación desde preescolar y es un referente para nuestra identidad. Pese a ello, su sentido se diluye y con ello la noción de que hay algo en común que debemos defender como parte de nuestra existencia individual. Así, el orgullo de ser mexicanos parece perderse en el avasallamiento de nuestra situación nacional.

El primero de septiembre, el antiguo Día del Presidente, no ha sido lo que nuestra legislación dice que debería de ser, la exposición por parte del presidente sobre el estado actual del país. En lugar de ello, ha sido la presentación de un documento, que al día o dos días siguientes sirve de motivo para que el presidente haga un discurso de autoelogio y justificación, sin que exista ningún reconocimiento autocrítico de malas decisiones, estrategias o prácticas indebidas. Termina siendo un mensaje intrascendente en el que parecería que el presidente le habla a su espejo. Un formato distinto implicaría el confrontar en términos de sus resultados nacionales, las estrategias llevadas a cabo para revertir la concentración del ingreso y de la riqueza, el deterioro ambiental, el bajo crecimiento económico y la defensa de los intereses nacionales en el plano internacional.

El 13 de septiembre ya no se refiere sólo a los niños héroes, sino a todos los desaparecidos por la violencia, la represión y la debilidad de un Estado que parece cada vez más alejado del de derecho y se asemeja más a la ley de la selva, desde el asesinato y violación en nuestro territorio de hermanos y hermanas centroamericanos, hasta el apuñalamiento de estudiantes universitarios por parte de porros, a 50 años de 1968.

¿Cuál será el grito del 15 de septiembre? ¿A qué patria y soberanía vitoreará EPN o el electo AMLO cuando nuestro margen de negociación internacional es cada vez más pobre y cuando los grandes capitales foráneos, productivos y especulativos, parecen condicionar las posibilidades de construir estrategias alternativas de desarrollo?

¿Cómo festejar la independencia con un desfile militar, cuando no se aclara la presencia de las Fuerzas Armadas en actos represivos y criminales, entre los que se ha vuelto icónica la masacre de Ayotzinapa?

Ni siquiera la conmemoración del 19 de septiembre de 1985 y 2017 puede distinguirse por la solidaridad de los mexicanos y de los pueblos que nos apoyaron, cuando después de un año, amplias comunidades siguen desoladas por la tragedia.

El 27 de septiembre es el aniversario de la culminación de la Guerra de Independencia, ¿cómo festejarlo ante la acentuada dependencia?

Opinión de: [email protected]

JJ/I