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La reacción ante la cuarta transformación

El beneficio de la duda de la opinión pública hacia la cuarta transformación encabezada por López Obrador y Morena no duró ni un día. Apenas se instaló la nueva Legislatura comenzaron a llover las críticas ridiculizando la llamada cuarta transformación. Parece que la agenda de reformas de Morena está haciendo cortocircuito entre los sectores conservadores del país. ¿Cómo debemos esperar que el conservadurismo mexicano se proteja ante las reformas impulsadas por Morena?

En su libro The Rhetoric of Reaction, publicado en 1991, el economista alemán Albert O. Hirschman escribió sobre las narrativas usadas por el conservadurismo para oponerse a las reformas progresistas. A través de un análisis histórico, Hirschman propuso que los conservadores tradicionalmente se defienden a través de tres argumentos: la perversidad, la futilidad y el peligro.

El argumento de la perversidad funciona de la siguiente manera: las acciones que intentan mejorar algún aspecto de la vida política, económica o social, en realidad sólo van a servir para empeorar aquella condición que se proponían remediar. Un ejemplo son los ataques contra los intentos de instaurar seguros de desempleo. Estas iniciativas son atacadas con el argumento de que si los trabajadores saben que tienen un seguro de desempleo entonces no tendrán la urgencia de buscar trabajo y, por lo tanto, van a permanecer desempleados por más tiempo.

El argumento de la futilidad funciona así: los intentos por lograr la transformación social serán inútiles y fracasarán en hacer alguna diferencia. Un ejemplo de este argumento son las críticas a los intentos por alcanzar la paridad de género en la política y, así, impulsar una agenda de reformas feministas. Los ataques van en el sentido de que no importa cuántas candidaturas de mujeres se logren asegurar, los hombres siempre van a encontrar la manera de darle la vuelta a las reglas de paridad para quedarse con los puestos de poder político.

El argumento del peligro funciona de la siguiente manera: el costo de las reformas o los cambios propuestos son demasiado altos y ponen en riesgo la permanencia de los logros alcanzados en el pasado. Un ejemplo de este argumento con las críticas a que el Estado tenga un rol más importante en la regulación de ciertos mercados. La crítica va en el sentido de que si permitimos que el Estado intervenga en los mercados a través de una mayor regulación entonces se ponen en riesgos los logros alcanzados por la economía de libre mercado.

Lo que va a ser muy interesante de observar es cómo es que Movimiento Regeneración Nacional va a reaccionar ante el uso de estos argumentos. Una posibilidad es que encuentre los contrargumentos para neutralizar las narrativas del conservadurismo. La otra posibilidad es que los argumentos conservadores logren suavizar los aspectos más progresistas de la agenda legislativa de Morena. Esto último sería una pena. Nuestro país necesita reformas que nos saquen del statu quo en el que hemos permanecido durante los últimos 30 años.

También será muy interesante observar si el electorado se dejará seducir por la argumentación del conservadurismo o si otorgará su respaldo a la agenda progresista de la cuarta transformación. Esto se pondrá a prueba en diferentes momentos durante el sexenio. Seguramente ambos bandos pagarán por hacer sondeos de opinión periódicos para tomar el pulso del sentir del público. También se pondrá a prueba con las consultas populares que el mismo López Obrador ha dicho que impulsará. Esperemos que el electorado sea lo suficientemente audaz para identificar y evaluar la validez de los argumentos de la perversidad, la futilidad o el peligro.

 

Coordinador del Laboratorio de Innovación Democrática (LID)

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JJ/I