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La inseguridad, principal desafío de los gobiernos

Esta semana fueron presentados los informes de gobierno en los municipios metropolitanos de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco de Zúñiga, etcétera. En consonancia con el pasado recuento que hizo el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, el 1 de septiembre, las autoridades municipales dieron un repaso de las acciones puntuales, más que de logros, en torno a proyectos y metas estratégicas que impulsaron.

En contraste, llaman la atención un cúmulo de asuntos pendientes, particularmente relacionados con las finanzas públicas, pero también con la problemática de la inseguridad o bien de proyectos inconclusos. Lejos de ofrecer cuentas alegres, nuestros gobiernos municipales deberían aplicarse para ofrecer una rendición de cuentas a conciencia de un proyecto de gobierno o la agenda de los ciudadanos frente a las metas realmente cumplidas.

La percepción de que estamos inseguros y continuamente amenazados por criminales, es el principal desafío a enfrentar por parte de las autoridades municipales, y de los gobiernos estatal y federal.

El observatorio ciudadano Jalisco cómo vamos presentó -el miércoles pasado-, los resultados de una encuesta que precisa cómo los ciudadanos percibimos el problema, qué consideramos se debería hacer para enfrentarlos con éxito y mejorar las condiciones de vida y trabajo en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Como parte de los problemas, tenemos que 80 por ciento de los ciudadanos percibe que la inseguridad pública aumentó, 52 considera que ninguna zona de la ciudad es segura y se debe en un 33.6 por ciento a la corrupción de las propias autoridades, más que a un 13.2 atribuible a las bandas del crimen organizado. Así es explicable que el trabajo de los alcaldes y del gobierno estatal en torno a la seguridad sea reprobado con 5 y que el presidente Peña Nieto alcance 1 como la calificación más repetida, aunque en el promedio registre un 4.

El 80 por ciento de la población encuestada sabe de los recientes asesinatos en Guadalajara y Zapopan de seis policías en servicio, en un solo día. Lo grave es que empiezan a ser hechos a los que nos vamos acostumbrando. Pese a todo, 62 por ciento de los encuestados valora el trabajo de las policías, pero tiene claro que sólo se puede mejorar si se trabaja en la capacitación, mejor entrenamiento y formación de los responsables directos de la seguridad pública metropolitana.

Aprueban los ciudadanos la propuesta de militarización y las volantas, o convoy de policías municipales, estatales y federales, en tanto no hay algo mejor; pero realmente hasta ahora no se han presentado evaluaciones de que esas medidas hayan tenido buenos resultados en ocasiones anteriores y más bien generan condiciones propicias para abusos policiales o vulneración de los derechos ciudadanos.

Aunque la llegada de nuevos gobiernos en Jalisco y en el país abre esperanzas de que las cosas podrán mejorar 60 por ciento no cree que se vaya a recuperar la paz en Guadalajara y sus alrededores metropolitanos, al mismo tiempo que ve como posible salida un cambio de estrategia y que se mejore sustantivamente la coordinación y la capacitación de los cuerpos policíacos y sus mandos.

Si bien es cierto que el problema y consecuencias de la inseguridad debemos afrontarlo juntos: gobierno y sociedad, la estrategia, su conducción, su correcta puesta en marcha y adecuaciones, deberá ser tarea prioritaria de los gobiernos. Una coordinación eficiente entre corporaciones podría mejorar tanto la percepción, como las condiciones de seguridad con que los mexicanos podríamos vivir y trabajar. Basta de rendir cuentas alegres, de curarse en salud por la poca efectividad. Ya es hora de que el desafío se tome en serio, ¿no?

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