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El 68 y la Universidad de Guadalajara

A pesar de que han transcurrido 50 años, las generaciones actuales saben algo del movimiento estudiantil mexicano de 1968, movimiento derrotado militarmente por el Estado mexicano con la masacre del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de la Ciudad de México, pero triunfante política y culturalmente, de ahí que se mantenga en la memoria colectiva a pesar de los años. Pero seguro las generaciones actuales lo que no saben es lo que sucedió en la Universidad de Guadalajara (UdeG) respecto de este movimiento, que se sigue considerando como un parteaguas en nuestra historia por las enormes aportaciones que hizo a la vida política; no obstante, y a pesar de la fuerza del movimiento, no logró respuesta positiva a su pliego petitorio. Entonces empezamos a entender que la importancia de los movimientos sociales no reside, necesariamente, en que se cumplan las demandas que generalmente reducen el sentido profundo de la protesta.

Hace 50 años, de cara a aquel movimiento, en la UdeG hubo dos tipos de comportamiento político. El que pudieron hacer estudiantes y profesores en su apoyo, a pesar de las provocaciones y acciones represivas a cargo de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), de las policías locales, de la Dirección Federal de Seguridad y del mismo Ejército y, en sentido opuesto, la posición que las autoridades de entonces adoptaron ante el movimiento. Tal posicionamiento está contenido en el acta 268 del Consejo General Universitario (CGU) de fecha 5 de septiembre de 1968, localizable en el Archivo Histórico de la UdeG.

En aquellas fechas, aproximadamente un mes antes de la masacre del 2 de octubre, de manera extraordinaria sesionó el CGU teniendo como punto único comentar y tomar acuerdos en relación a la tesis sustentada por el señor presidente de la República (Gustavo Díaz Ordaz) al rendir su cuarto Informe de Gobierno.

Anexos al acta referida se encuentran los discursos del rector Ignacio Maciel Salcedo y de los consejeros Jorge Enrique Zambrano Villa, Enrique Romero González, Irene Robledo García, Enrique Alfaro Anguiano y Reyes Rodolfo Flores Zaragoza, quienes aportaron los “argumentos” para que el consejo votara de manera unánime lo siguiente (versión resumida):

“I. Expresar al señor Presidente Lic. Gustavo Díaz Ordaz su firme convicción de unir su acción al limpio ideario de la Revolución, al que sirve con denuedo su gobierno con el más puro sentido de mexicanidad…, II. Ofrecerle la colaboración de los universitarios al desarrollo de los XIX Juego Olímpicos, III. Expresarle nuestra identificación con el sentido filosófico en que se inspira su concepto de autonomía… IV. Ofrecer la participación de la Universidad en el debate nacional sobre la temática jurídica que atañe a las especies contenidas en los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal, V. Otorgar nuestra adhesión al criterio del señor Presidente, de que el diálogo entre autoridades y estudiantes debe anteponerse a la violencia, VI. Acuerdo pleno al proyecto presidencial para reformar el artículo 34 constitucional, por ser ya nuestra juventud apta para el ejercicio ciudadano y VII. La aceptación unánime a la trascendental tesis del propio informe, sobre las reformas a la educación, para integrar al hombre con el ideario de la Revolución contenido en el artículo 3° de la Constitución…”.

Tal posición institucional de la UdeG ante el 68 no cambiaría a pesar de la masacre del 2 de octubre, y hasta la fecha tampoco se ha hecho ninguna autocrítica al respecto, lo cual hace suponer que siguen considerando que hicieron lo correcto: apoyar al gobierno y deslindarse del movimiento del 68.

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JJ/I