Naturalizan el acoso en Guadalajara

La mitad de las mujeres en la Perla Tapatía señalan sentirse intimidadas ante la idea de ser agredidas sexualmente al transitar por el espacio público de la ciudad, de acuerdo con el primer diagnóstico sobre violencia sexual en Guadalajara, en coordinación con ONU Mujeres, el cual fue presentado en Palacio Municipal.

Este estudio es un primer paso del memorándum de entendimiento que firmó el gobierno de Guadalajara en octubre del año pasado, el cual estará vigente durante cinco años.

Asimismo, se indicó que 7.9 de las mujeres entrevistadas, quienes sufrieron de actos de acoso, no realizaron ningún tipo de denuncia frente alguna autoridad. Esto refiere a que más de 90 por ciento de las afectadas no alzó la voz, la mayoría por no saber que podía hacerlo, otras por desconfianza y un parte más por no darle importancia.

Los escenarios principales para que se dé la agresión son el transporte público y la calle, donde los principales objetivos son damas entre los 15 y 35 años, quienes son acreedoras de miradas, silbidos y piropos.

Las cifras, señaló Belén Sanz, representante de ONU Mujeres en México, muestran como la percepción de inseguridad obligan a las mujeres a pensar en estrategias al momento de transitar por espacios público o ciertas rutas de la ciudad e incluso a modificar su manera de vestir

“Esta es una situación de normalización que debemos transformar. Hay que poner fin a esta normalización, y sobre todo a la indiferencia, a la impunidad a la violencia sexual y al acoso sexual y generar una cultura en nuestra sociedad de cero tolerancia”, declaró Belén Sanz.

Se indicó que una dama que es acosada muestra dificultad para ejecutar sus labores y llegan a frenar derechos fundamentales. La encuesta también arrojo que 7.6 por ciento de las personas de sexo femenino han dejado su trabajo o estudios producto de experimentar esta clase de actos de manera personal.

Este programa nace parte de una iniciativa que se centra en cuatro ejes fundamentales inicia con la generación de datos y estadísticas para construir alianzas para el cambio, seguido de la implementación de normas, leyes y políticas públicas que estén orientadas a la prevención y erradicación del acoso. Así como la intervención de los espacios públicos, junto a la transformación de normas sociales.

La situación llama a tener una acción social e institucional contundente frente a la normalización de estos actos, por cual este diagnóstico forma parte de un panorama que puede ser corregido para no entender al acoso como natural. 

EH