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Despido anunciado

Hace un año, cuando era cuentahabiente de Bancomer, cada que visitaba una sucursal me sorprendían las largas filas para utilizar su cajero múltiple, en el que no sólo se podían hacer retiros, consultas o transferencias, sino también depósitos y pago de servicios.

En lo que parecía un eterno momento de tediosa espera, me resultó evidente que la PractiCaja era una ventanilla más, o con mayor precisión, un augurio de lo que estaba por venir, una nueva máquina que reemplazaría a los cajeros humanos.

En este mes, el banco hizo un recorte de más de mil 500 empleados en todo el país debido a la cada vez mayor digitalización del sector. Para algunas labores, parece que los humanos comienzan a hacerse obsoletos.

Como muestra del avance de la automatización de la industria financiera, también este mes se publicó un paquete de normas Fintech. Entre éstas se incluyen cuestiones relativas al financiamiento colectivo por medio de la tecnología, así como los servicios de pago por Internet para el comercio electrónico.

El comercio electrónico es una amenaza directa a los modelos tradicionales de venta de productos y servicios que, de alcanzar una mayor penetración, podrían acabar con miles de empleos. Los cajeros y dependientes de tiendas departamentales o supermercados parecen ser los más vulnerables en un entorno en el que la mayoría de los consumidores compran sus bienes por Internet. Todavía no estamos en ese punto, pero sería miope no ver que es un riesgo posible en el mediano plazo.

¿Cuál será el alcance de la automatización en ésa y otras industrias? El panorama aún es preliminar, pero es posible atisbar que se vienen más despidos a medida que avanza la tecnología. Algunos han sugerido que a la par de que se destruyen ciertas fuentes de trabajo, nacen otras nuevas. Pero habrá que ver qué tipo de empleos son y si son suficientes para reemplazar lo que la tecnología se está llevando.

¿Por qué los trabajadores de la IP, posiblemente en condiciones más desfavorables en la mayoría de los casos, son sólo los únicos vulnerables a la automatización? ¿Hasta cuándo empezaremos a ver la implementación de la tecnología en el sector público no sólo como una política de austeridad y ahorro, sino también como una medida de combate de la corrupción?

Un reporte encabezado por la Embajada Británica advierte sobre el alto riesgo que enfrenta México, como un país manufacturero, ante el avance de la automatización y la inteligencia artificial. Si el desarrollo de estas tecnologías se concentrara en reducir la corrupción y hacer más eficientes las operaciones de gobierno, quizás el discurso sobre la tecnología y su impacto en el trabajo sería algo más que una crónica de un despido anunciado.

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JJ/I