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Comisión de la verdad: una luz de esperanza

El 26 de septiembre de 2014 es una fecha que será recordada no sólo como el punto de quiebre del gobierno de Peña Nieto, sino principalmente como el inicio del distanciamiento de la sociedad civil hacia las instituciones del Estado mexicano. Fue la gota que derramó el vaso y provocó una multitudinaria movilización que traspasó las fronteras nacionales y que puso en el centro de la denuncia no sólo la incapacidad del gobierno en turno para enfrentar la espiral de violencia que azotaba al país, sino el señalamiento de la participación de las fuerzas policiacas en la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos en Ayotzinapa.

En 2014, los desaparecidos en México a consecuencia de la guerra calderonista superaban las decenas de miles. Sin embargo, el caso de los estudiantes de Ayotzinapa registraba dos rasgos especiales. El primero, la intervención de las policías locales en la desaparición y supuesta entrega a un grupo del crimen organizado. El otro, que a la postre otorgó un rasgo distintivo al movimiento, fue la denuncia de los padres hacia el Estado y el reclamo convertido en exigencia de su restitución. “Vivos se los llevaron, vivos los queremos” se convirtió en el lema emblemático en torno al cual se gestó el mayor movimiento social de este siglo.

En tanto que la estrategia gubernamental para enfrentar el problema por las vías institucionales se caracterizaba por una serie de traspiés y deficiencias, materializadas en la actuación errática del procurador general, que evidenciaban su interés por cerrar el asunto, mediante la imposición de la llamada “verdad histórica”; en diversas ciudades a lo largo del país se hacía presente una creciente marea de movilizaciones, que además de apoyar la presentación con vida de los estudiantes coincidían en responsabilizar al Estado por su desaparición. Las movilizaciones callejeras que se produjeron con cierta periodicidad alcanzaron su clímax en la gran marcha del 20 de noviembre que culminó con un gran mitin en el zócalo capitalino. Empero, al finalizar el mitin los participantes al evento fueron desalojados violentamente por efectivos de la Policía Federal y capitalina.

No obstante que la represión tuvo un efecto intimidatorio a la movilización, la presión internacional que demandaba un esclarecimiento de los hechos obligó al gobierno a aceptar la intervención de organizaciones internacionales en la investigación. Así, el equipo forense argentino localizó en el basurero de Cocula los restos de Alexander Mora, sin embargo, no había indicios de los 42 restantes. La investigación realizada por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), sin duda el estudio que ha arrojado mayores luces sobre lo sucedido aquella noche, se enfrentó con la cerrazón de las Fuerzas Armadas para la realización de diligencias y entrevistas. Quedó trunco el esfuerzo por llegar a la verdad.

Durante la gira de campaña de AMLO, en su visita a Iguala, un grupo de padres irrumpió en el evento para solicitarle su intervención. En respuesta, Andrés Manuel se comprometió a integrar una comisión de la verdad. Ayer, ya como presidente electo en una reunión celebrada en el Museo de la Memoria y la Tolerancia, estableció tres acuerdos: 1. La integración de una comisión de la verdad; 2. La emisión de un decreto para que la administración federal en su totalidad colabore con la investigación; 3. Solicitar el acompañamiento de la ONU y la CIDH.

En la rueda de prensa celebrada al concluir la reunión, María Elena Guerrero, madre del normalista Giovanni Galindes, agradeció la voluntad del presidente electo: “Cuatro años hemos luchado abriendo puertas, y hoy es un honor que esta puerta se haya abierto sola”. Por su parte, en su intervención Epifanio Álvarez, padre de Jorge, reiteró, “ahora sí tenemos un gobierno futuro, que sí nos transmite la esperanza de poder llegar al paradero de nuestros hijos”.

Para los padres la instalación de la comisión de la verdad representa “una luz de esperanza”. Para México, cerrar una herida dolorosa.

Opinión de: @fracegon

JJ/I