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Panorama sombrío

La esperanza es el único bien común a todos los hombres; los que todo lo han perdido la poseen aún
Tales de Mileto

Mucho se ha dicho acerca de los más de 400 cadáveres que circularon por las calles de la capital tapatía durante un tiempo cuya duración es desconocida. Así es, no se sabe con exactitud cuántas semanas, meses o años tuvieron los cuerpos “no identificados” –eso dijeron–, botados en negras bolsas para basura, unos encima de otros, sin orden ni concierto, dentro de la lúgubre caja-remolque de un tracto camión.

El trato que los desconocidos finados recibieron durante su deambular fue ilustrado por algunas fotografías que se filtraron al principio del macabro descubrimiento de esos hechos. Ya hemos dicho aquí que eso llevó al escándalo a alcanzar proporciones nacionales e internacionales y no era para menos.

A pesar de que han pasado ya alrededor de 20 días de que se difundió la primera noticia sobre el tema, sus repercusiones han continuado ocupando los espacios noticiosos.

En estas páginas se publicó una noticia importante relacionada con esa cuestión, la cabeza del pasado 27 decía: “Asesinatos rompen su marca histórica” y la nota hablaba de cómo se han venido incrementando las muertes violentas durante los últimos años sin que nadie haga nada al respecto.

En 2017 hubo en total mil 580 víctimas, dice la nota, en tanto que hasta el 24 de septiembre pasado la cuenta para 2018 ascendía a mil 646, cifra mayor, ya desde ahora, a la del año pasado. Ese fuerte incremento en los homicidios representará sin duda una complicación para el Semefo y el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) y la apropiada conservación de los cuerpos a que están obligados.

¿Cuántas de estas víctimas irían a parar al tétrico tráiler?, nadie lo sabe, pero si todos los muertos por actos violentos deben ser sometidos a autopsia, seguramente todos los que ocurrieron, al menos, en la Zona Metropolitana de Guadalajara. ¿Cómo se están haciendo ahora las cosas en el Semefo y el IJCF, dónde guardan los cuerpos? Habría que revisarlo.

Sorpresas

Al estallar el escándalo de los más de 400 cadáveres que estaban en poder del IJCF sin una “atención adecuada” se asumió que no existían recursos para resolver el problema de otra forma que improvisando cámaras de conservación en remolques refrigerados, como los encontrados.

Sin embargo, investigaciones posteriores de NTR encontraron una práctica sostenida de subejercicios durante, por lo menos, los últimos cuatro años. Sumando los de 2015 a 2017 se alcanzan 33 millones de pesos, que llegarían a los 40 si agregamos el que acumulan a la fecha, en 2018, de casi 7 millones más. Entonces, ¿cuál fue la razón por la que no se resolvió el problema de raíz?

Drama

El escándalo sacó a la luz otra situación: hay cuerpos sin identificar porque no se han cruzado sus datos con las bases de desaparecidos. Por eso ha surgido el drama humano al resultar que algunos familiares de desaparecidos encontraron a su pariente entre los cuerpos “no identificados” de los tráileres. ¿Cuántos más se encontrarán en esa situación?

Julio Cortázar señaló acertadamente que “las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma”; ¿podría haber circunstancias que la desborden más que ver a un padre reconocer a su hijo entre los putrefactos cadáveres que deambulaban en un remolque de tráiler?

Sin respuestas

Al final, las autoridades sólo alcanzan a balbucear incoherencias cuando se les pregunta al respecto. No tienen un proyecto, una estrategia, un plan que defina las acciones que se deberían seguir para resolver de manera permanente ambas situaciones: dar trato adecuado a los cadáveres y cómo evitar que su número siga creciendo.

@BenitoMArteaga

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JJ/I