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Una conversación sobre axiología

Ayer tuve la fortuna de coincidir en un viaje por carretera con Guillermo Barba Lluch, una persona fascinante con más de 40 años de experiencia en puestos de liderazgo en grupos empresariales de referencia en México como Visa y Alfa.

Tuvimos una conversación apasionante sobre los valores de las personas que empezó con una anécdota de trabajo y se extendió hacia preguntas profundas como por qué tenemos los gobiernos que tenemos y cuál es la clave para tener una vida plena.

La anécdota que lo detonó todo fue la siguiente… Guillermo estaba trabajando con una gran aseguradora en los 90 que tenía un problema que comparten muchas grandes empresas: sus procesos de reclutamiento les permitían filtrar y contratar a las personas con las mejores capacidades, pero no podían identificar cuáles de ellas terminarían presentando actitudes contrarias a la cultura de la compañía. Así nacían los sabelotodo, las víctimas constantes, los que reparten culpas por todos lados, los “no se puede”… que se convertían en un problema para el trabajo en equipo y el clima de la empresa.

Buscando resolver este reto, Guillermo comenzó a investigar todo tipo de metodologías que permitieran medir cómo es, cómo piensa y cómo actúa una persona.

Fue en esta búsqueda que se topó con el trabajo del doctor Robert Hartman, quien creó todo un campo de estudio llamado axiología formal o científica que se enfoca en medir matemáticamente cómo una persona identifica y mide los valores… entendiendo que la estructura de valores de una persona define su personalidad, percepciones y decisiones. Hartman, perseguido por los nazis, buscaba responder a la pregunta: “¿Por qué la gente es tan buena para organizar el mal, pero tan mala para organizar el bien?”.

El trabajo de Hartman se consolidó en una metodología que permite, aplicando un cuestionario sencillo, medir decenas de competencias en las personas y cómo estas afectan sus acciones y decisiones.

Guillermo Barba quedó tan impactado con la eficacia de la metodología que terminó convirtiéndose en director general Axiologic México, una empresa asociada a Axiometrics International que es la firma pionera en la aplicación de la metodología de Hartman para medir el potencial humano.

La parte profunda de la conversación empezó cuando nos adentramos en el tipo de cosas que podemos medir a partir de la axiología formal.

Uno de los instrumentos que se utilizan es una matriz que cruza dos valores: qué tan valiosa se siente una persona y qué tan capaz se siente una persona.

El qué tan valiosos nos sentimos tiene que ver con qué tanto nuestros padres nos fomentaron la idea de que mi existencia es buena y el qué tan capaces nos sentimos tiene que ver con nuestra percepción de si podemos manejar lo que nos pasa en el mundo.

Resulta que cerca de 60 por ciento de la población se encuentra en el cuadrante de la matriz que representa a los que se sienten poco valiosos y poco capaces… lo que representa una crisis brutal de autoestima.

¿Qué consecuencias tiene esto? Las personas que tienen una baja percepción de su propio valor y capacidad tienen mayor necesidad de protección y de encontrar culpables externos para su desdicha. Es por esto por lo que la gente tiende a votar gobiernos paternalistas que, en vez de darles oportunidades e incentivos para superarse, los mantienen en su situación con paliativos; y también votan gobernantes populistas que los invitan a echarle la culpa a otros de sus problemas (las mafias, los ricos, los inmigrantes, otros países).

Sin duda es una explicación interesante: escogemos gobiernos que nos dan una falsa seguridad y una explicación cómoda a por qué tenemos la vida que tenemos, evitando enfrentarnos a nosotros mismos.

La conversación terminó con la receta de cuatro pasos que recomienda Guillermo para realizarse como persona:

Conócete. La mayoría de las personas no se animan a mirarse honestamente en un espejo que les revele quiénes son en profundidad y dónde están sus fortalezas y debilidades.

Acéptate. Si conocerse es difícil, aceptarse lo es mucho más. No hay manera de actuar sobre nosotros mismos si insistimos en compararnos con otros o con estándares que no tienen sentido.

Desarróllate. Conocernos y aceptarnos nos dibuja un mapa claro de dónde están las fortalezas que podemos potenciar para sobresalir y dónde están las debilidades en las que puedo trabajar para evitar que me limiten.

Entrégate. Finalmente, para qué sirve la vida si no es para darlo todo y morir sabiendo que desarrollamos todo nuestro potencial y dejamos el mundo un poco mejor.

@ortegarance

JJ/I