Mal acuerdo o guerra comercial

Al parecer la disyuntiva de Canadá, así fue también para México, era aceptar un mal acuerdo o una buena guerra comercial con Estados Unidos, se prefirió lo primero.

Hay que recordar el refrán que dice que más vale un mal arreglo que un buen pleito, que aplica a lo sucedido en las renegociaciones a lo largo de un año del TLCAN entre Estados Unidos, México y Canadá, que ahora se llamará USMCA, que agrupa en inglés, las iniciales de cada país signatario y en español es el Acuerdo entre Estados Unidos, Canadá y México (AEUCM).

En la fecha límite, el 30 de septiembre pasado se alcanzó el acuerdo que Trump manejó a su antojo para quedar bien ante su electorado, porque el 3 de noviembre tendrá comicios para renovar el Congreso y la tercera parte del Senado, con pronósticos contrarios a los republicanos, que hoy mantienen el control.

Por ello era importante para Trump pudiera presumir que se alcanzó el mejor acuerdo comercial para Estados Unidos, pero para México y Canadá no resultó lo esperado, aunque bien sabemos que en política, de lo deseable, lo posible.

Por eso los mercados respondieron con beneplácito pero sin euforia alguna al acuerdo comercial, que difícilmente se podría denominar de libre comercio, por el gran número de trabas y condiciones que contiene.

Pero hubo acuerdo y eso fue bueno, aunque obliga a repensar la dirección de la política industrial y comercial en México, con orientación diversificadora, aunque quede prohibido, como quedó en el nuevo tratado, establecer acuerdos de libre trasiego con China y otras naciones.

La firma definitiva del nuevo acuerdo se espera para antes del 30 de noviembre y la ratificación por los congresos de las tres naciones hasta el próximo año.

AHORROS

Otro elemento estabilizador para los mercados lo significó la anticipada nominación de Jonathan Heath para integrarse a la Junta de Gobierno del Banco de México. El trabajo, preparación y trayectoria de Heath avala por sí mismo la filtración surgida en el equipo del presidente electo.

Sin embargo, en este final de sexenio la función del Banxico, gobernado por Alejandro Díaz de León Carrillo, no ha tenido la eficiencia de antaño, la inflación se encuentra muy lejos del objetivo del banco, por lo que tienen que aumentar las tasas de interés.

Ya veremos si esta medida es suficiente para contener el aumento en los precios que hoy andan cerca al cinco por ciento anual.

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JJ/I