INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

El gobierno que no fue

Como una cubetada de agua fría. O quizá, mejor dicho, como haber sido salpicado con el agua sucia de una calle inundada, por culpa de un camión oligofrénico –de la ruta que usted prefiera– que se ha saltado la parada oficial por ir jugando carreras con todo y pasaje. Así debió haber caído en el ánimo de Aristóteles Sandoval la confirmación de parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) de que, como se veía venir, la Línea 3 del Tren Ligero no estará operando completamente antes de 2019, mientras que el priísta deberá entregar el gobierno estatal en un par de meses, el 6 de diciembre.

Muy lejana se ve ya la campaña Bienestar. Mereces estar bien, con la que la administración de Aristóteles Sandoval tapizó el estado en los primeros días de su gobierno y de la que todavía quedan algunos rescoldos por ahí. La frase jamás logró ser algo más que un barato eslogan publicitario, ya que el estado se encuentra sumido en una permanente crisis a causa de un gobierno fallido que a lo largo de seis años ha ido de tropezón en tropezón.

Este espacio resultaría insuficiente para enumerar la serie de traspiés que ha tenido Aristóteles al frente de Jalisco, en un arco que comienza en agosto de 2015 cuando, en una muestra de la insensibilidad que habría de distinguir a la administración estatal, la fiscalía entregó a los familiares de los jóvenes desaparecidos en Lagos de Moreno unas urnas con los presuntos restos de los muchachos y una placa con la imagen oficial del gobierno del estado.

La línea de ese arco pasa por la criminalización de los migrantes en tránsito y la invitación a denunciarles; la idea de hacer un registro de personas que llegaran a Jalisco provenientes de Michoacán para “detectar sobre todo que sean familias de bien, detectar quiénes son, a dónde llegan, en qué escuelas estarían, a qué se dedican, sobre todo para tener información y esa tranquilidad de que no es gente que se dedica al crimen organizado”; la deficiente, por no decir nula, atención a la crisis de desaparecidos que aqueja al estado; el pésimo manejo del tema de los estudiantes de cine desaparecidos en marzo; el fracaso de posicionar a Jalisco como el Silicon Valley mexicano gracias al elefante blanco en que se ha convertido la Ciudad Creativa Digital.

Los últimos trazos de ese arco funesto llegaron con el hallazgo de los tráileres de los muertos, que sirvieron para evidenciar las carencias, las deficiencias y la ineficiencia operativa del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses. Un tropezón tras otro.

Aristóteles Sandoval apostó sus últimas canicas a la conclusión del esperpento llamado Línea 3 y su serie de tumores elevados (las horrendas estaciones), que han venido a deformar para siempre el paisaje urbano. Y, como casi todo lo que ha emprendido, volvió a fallar. Su administración ha entrado en la recta final y su gestión seguramente será recordada como una de las más fallidas de los últimos tiempos, cosa que no es menor considerando a sus predecesores. Y, como siempre, quedamos bailando los ciudadanos de a pie, que una vez más hemos sido afectados por un gobierno que no fue.

[email protected]

JJ/I