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La buena estrella de Tisa

El reordenamiento del transporte público ha sido una de las promesas recurrentes en los últimos sexenios. En el actual no fue la excepción y, por los plazos que quedan, es un hecho que no se implementará en su totalidad antes de que concluya el gobierno de Aristóteles Sandoval.

La puesta en marcha del prepago y la renovación de unidades pueden ponerse en la lista de los obstáculos para que el proyecto caminara. Los transportistas coinciden en imposiciones por parte de las autoridades que generaron desconfianza y, en particular, las condiciones favorables para la empresa Tisa.

Los contratos con esta empresa se convirtieron en una prioridad para el gobierno del estado, incluso por encima de la necesidad de avanzar en el reordenamiento.

La relación de Tisa con las autoridades para el tema del transporte público ha ido en diferentes sentidos: para la impresión de bienevales y transvales, el manejo del dinero de ambos programas, la tarjeta de prepago, la instalación de equipos lectores y, como aderezo, la compra de camiones. Es decir, hablamos de una bolsa de cientos de millones de pesos.

En el caso de los transvales, el ciudadano los compra a la mitad del costo del boleto normal en los diferentes módulos y ese dinero es manejado por la empresa Tisa. Lo mismo sucede con los bienevales, cuyo pago es hecho por el gobierno del estado, pero también manejado por la misma empresa.

El Diario NTR Guadalajara hizo un recuento de los cheques que han salido entre 2013 y 2017 de la Secretaría de Planeación, Administración y Finanzas (Sepaf) a favor de la empresa Tisa: superan los mil millones de pesos. En ese monto se incluyen los 146 millones de comisión (habrá que preguntarse qué empresa de transporte público tiene esos niveles de ganancia, hablamos de más de 30 millones de pesos al año) y el dinero que administró.

En la administración de recursos, las quejas de los transportistas han perdurado, por lo que ellos mismos han calificado como jineteo. Ya no hablemos de exigir cuentas de los rendimientos que esos montos deben dejar a Tisa.

Además, la empresa ya garantizó su permanencia durante todo el próximo sexenio. Los documentos a los que se puede tener acceso de la licitación arrojan una extraña adjudicación a favor de la empresa para expedir las tarjetas de prepago de 2017 y hasta 2024. La comisión que había cobrado Tisa por bienevales y transvales era principalmente por boleto vendido o entregado. En el nuevo contrato se estableció una cuota fija de más de 6 millones de pesos al mes, hasta llegar a los 542 millones de pesos en los siete años del mismo.

En los últimos días los transportistas han hecho notar el rezago que hay en la instalación del equipo lector de la tarjeta de prepago de Tisa y que no alcanzarán a estar listos antes de que concluya el plazo. Sin embargo, eso no es un problema para la empresa, pues cobrará al margen del éxito o fracaso del sistema.

Además, se puede argumentar que el retraso se debe a que no todos los equipos los instala la misma empresa, pues los transportistas se negaron a que se les estableciera Tisa como condición. Esto por los conflictos y trato inadecuado que enfrentaron en los últimos años para recuperar el dinero de transvales y bienevales.

Pero aun cuando el equipo que se instale en los camiones para recibir el pago sea de otra empresa, el de bienevales y transvales seguirá siendo de Tisa, que mantendrá el manejo del dinero de los dos programas, además de que la tarjeta de prepago y la información que contiene está en poder de Tisa.

Y otra buena noticia para esta empresa es que el titular de lo que será la próxima Secretaría del Transporte es Diego Monraz, quien fue secretario de Vialidad en el gobierno de Emilio González Márquez, que también contrató a Tisa.

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JJ/I