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El lado oscuro de la Luna

Mientras que los astrónomos han estudiado la cara visible durante siglos, la cara oculta apenas se ha observado.

Dan Parry, Objetivo: La Luna. La historia inédita de la mayor aventura humana, Planeta, Barcelona-México (2009), p. 189 

Quizá la primera referencia que acuda a la mente de muchos lectores sea el título del mítico álbum (1973) de Pink Floyd, considerado entre los indispensables del rock progresivo, el hecho de observar desde la Tierra el mismo lado de la Luna hace sencillo que deduzcamos oscuridad en el que no podemos ver desde aquí, pues como escribe Parry: “Se describe erróneamente como la cara oscura, lo cierto es que la Luna no tiene una ‘cara oscura’ permanente, del mismo modo que no la tiene la Tierra”, la casi perfecta sincronía entre lo que técnicamente se conoce como mes siderio, la revolución de la Luna alrededor de la Tierra (27.32 días solares) y el día siderio, la rotación sobre el propio eje lunar permite desde la Tierra sólo podamos observar casi el 60 por ciento de dicha superficie.

Hace 59 años (7 de octubre de 1959) la sonda espacial soviética Luna-3 situada a una distancia de 63 mil 500 kilómetros de la superficie selenita obtuvo en 40 minutos una serie de 29 fotografías con las cuales se cubrió 70 por ciento de dicho lado oscuro, con la tecnología de la época se revelaron a bordo y su radiotransmisión hacia nuestro planeta se completó el 18 de octubre de dicho año. Si bien las imágenes eran de baja resolución y tenían “mucho ruido” permitieron identificar características peculiares de las mencionan P. I. Bakulin y colaboradores: “Entre los detalles más notables de la cara oculta de la Luna merecen destacarse el Mar de Moscú, el Mar de los Ensueños, los cráteres de Tsiolkovsky, Lobachevski, Lomonósov, Maxwell” y apuntan: “los mares situados en la cara posterior de la Luna tienen dimensiones mucho menores que los de la cara visible desde la Tierra y, además, son muy pocos” (Curso de Astronomía General, Editorial Mir, Moscú (1987), p. 360); el próximo año se celebrará, pese a los espíritus obtusos que insisten en negarlo, medio siglo de que el género humano alcanzó la superficie de la Luna.   

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da/i