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Pizano alborotó la gallera

“Era de esperarse”, “era un secreto a voces”, “ya estaba cantado”, “todo era cuestión de tiempo”, “tarde que temprano iba a suceder”, “se tardó”… son algunas de las frases más difundidas tras conocerse el video en el que el gobernador electo Enrique Alfaro, acompañado del diputado Salvador Caro, actual y futuro coordinador de la bancada emecista en el Congreso del Estado, y del nuevo integrante de su equipo político hizo oficial la incorporación de Héctor Pizano Ramos a las filas del alfarismo.

Y como francotiradores apostando en espera de que su blanco asomara la cabeza, los detractores de Pizano Ramos comenzaron la metralla de ataques con diversos epítetos como el de “traidor” y reclamos como el que regrese la diputación plurinominal, dejando huella de una campaña bien orquestada en contra del ex presidente estatal del PRI y ex secretario del Trabajo, y para la que desde hace tiempo muchos ya se frotaban las manos.

Hoy quienes responsabilizan a Héctor Pizano de ser el culpable de la derrota del PRI, como si eso dependiera sólo de quien preside el partido; de haber sido quien negoció la entrega del poder a Enrique Alfaro, como si eso se decidiera en calzada del Campesino 222, y de haber traicionado desde tiempo atrás a los priístas, como si ignoraran dónde se palomean los candidatos, son los mismos que hasta antes de que Alfaro le diera la bienvenida a su grupo no se atrevían a declarar a los cuatro vientos lo que hoy sueltan valientemente en las redes sociales, en los chats y hasta en algunos medios de comunicación.

Hoy muchos de los furibundos detractores que han hecho una virulenta campaña en contra de Pizano son los mismos que lo aclamaron y votaron a su favor para que él fuera presidente del PRI y no Leobardo Alcalá Padilla, pues argumentaban que eso era entregarle el partido a Raúl Padilla; varios de ellos son los mismos que sin chistar aprobaron la lista de candidatos a diputados plurinominales palomeados en Casa Jalisco, en la que Héctor Pizano iba en la segunda posición. Ninguno de ellos públicamente se opuso a la decisión del primer priísta del estado.

Quienes hoy le reclaman a Pizano Ramos que regrese la diputación plurinominal porque le pertenece al partido, guardaron sepulcral y sospechoso silencio cuando siendo diputada plurinominal por el PRI Claudia Delgadillo –ex dirigente del partido y de la CNOP en Guadalajara– renunció a su militancia para irse a Morena y ser su candidata a la presidencia municipal de Guadalajara. En esa ocasión no se atrevieron a levantar la voz. ¿Por qué sería? Quienes auguraron que Pizano se iría con MC, ¿no son los que buscaban acercarse a Morena?

¿Qué tanto dolor les habrá causado la salida de Pizano Ramos y su inclusión al alfarismo que, lo que nunca, hasta el regidor en Tlaquepaque, Alfredo Barba, obtuvo un espacio en el portal Cabecera en el que escribió un artículo criticando a su ex dirigente? Incluso el propio presidente estatal del PRI, Ramiro Hernández García, utilizó en su cuenta en Twitter el mismo domingo un lenguaje que nunca se le ha escuchado ni leído en contra de militante alguno y mucho menos contra sus adversarios políticos. Ése no es el Ramiro que conocemos, quienes lo conocemos desde hace muchos años. Hasta pareciera que alguien se desahogó utilizando su nombre.

El Ramiro Hernández que conocemos es aquél que al asumir la presidencia exhortó a todos los que renunciaron al PRI a que regresaran porque ahí tenían las puertas abiertas para recibirlos, no el que ahora públicamente dice que su partido “se limpiará de los malos elementos y de los oportunistas”. Ése no es el Ramiro con el que desayuné el jueves pasado cuando hablamos del tema.

Claro, hay otros que esperaban la oportunidad para cobrársela a Pizano y la encontraron.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I