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Oposición: voz por 5 minutos

En 1977, durante el gobierno de José López Portillo, al anunciar la nueva reforma política electoral del sexenio que quedó plasmada en la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales –la famosa LOPPE–, el entonces secretario de Gobernación –a quien se le adjudica la paternidad de dicha reforma–, Jesús Reyes Heroles, dijo:

“(Buscamos) que las minorías estén representadas en proporción a su número y que no sólo expresen libremente sus ideas, sino que sus modos de pensar puedan ser considerados al tomar decisiones las mayorías…” (La reforma política: orígenes y limitaciones, por Nuria Fernández. Cuadernos Políticos. No. 16, editorial Era).

Consecuencia de esa reforma fue la incorporación de los partidos políticos a la Constitución federal como entidades de interés público. Esa reforma establecía que para que un partido obtuviera su registro debería de obtener 1.5 por ciento de la votación total, y que lo perdía si en tres elecciones consecutivas no obtenía el mismo porcentaje.

En esta reforma se dio entrada también al sistema mixto de representación proporcional y la designación de los legisladores plurinominales a través de lista y como representantes de circunscripciones. ¿El objetivo? Darle voz a las minorías en la máxima tribuna del país, habría declarado Reyes Heroles.

Y fue así como a la par de 300 diputados electos por mayoría relativa se sumaba un centenar de diputados de representación proporcional o plurinominales.

Ahora, con rumbo a la cuarta transformación, el espíritu de la reforma electoral reyesheroliana, en el preámbulo del nuevo gobierno lopezobradorista, toma un nuevo significado: que las minorías hablen… una sola vez, pero no por más de 5 minutos.

Así lo estableció la mayoría legislativa de Morena en la Cámara de Diputados, con el aval de la Junta de Coordinación Política, pero con el voto en contra de la bancada del PRD y la abstención de la fracción priísta. Al parecer los morenistas no quieren dejar de demostrar que ellos tienen el poder y que son ellos los que marcan las directrices en San Lázaro… hasta en su modo de caminar.

Y es que el acuerdo aprobado por mayoría establece que de los 16 turnos que están programados en cada sesión para el uso de la tribuna y presentar iniciativas –por 5 minutos cada turno–, el reparto queda de la siguiente manera: Morena tendrá derecho a seis intervenciones por ronda, o sea, contará con un tiempo de 30 minutos; el PAN tendrá derecho a tres intervenciones, esto es 15 minutos por ronda; el PRI podrá hacer uso de la tribuna en dos ocasiones, o sea tendrá 10 minutos; mientras la chiquillada –PRD, Movimiento Ciudadano, Encuentro Social, Partido del Trabajo y el Verde Ecologista– apenas si podrá hablar una sola ocasión por 5 minutos.

“No lo hizo ni la mafia del poder en sus mejores tiempos ni cuando tuvieron mayorías absolutas”, se quejó el coordinador de la bancada del PRD, Ricardo Gallardo. Y tiene razón. Pero, ¿adónde pretende llegar la mayoría de Morena con esto que los inconformes han llamado ley mordaza en el Congreso de la Unión –lo mismo hicieron en el Senado–? ¿De veras será que le preocupa mucho el mejor aprovechamiento del tiempo legislativo para que no se pierda en minucias, tonterías y babosadas o será que es la manera que encontraron para someter y controlar a la oposición?

¿Desde cuándo para hacer uso de la máxima tribuna del país se le impone un límite de tiempo al derecho que tienen los representantes populares para expresarse? ¡Ya ni en la lucha libre! Limitar el tiempo de intervención de los legisladores es, sin duda alguna, la más rancia manera de imponer, sí, la ley mordaza. ¿O encontrarán opciones alternas para dar espacio a los debates parlamentarios, naturales de cualquier país democrático?

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I