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Horizontes de conflicto

El próximo gobierno encabezado por AMLO, como se sabe, iniciará funciones formalmente el próximo 1 de diciembre, aunque la realidad parece decirnos que inició el 2 de julio, cuando se conoció de su triunfo electoral. Como es normal en este sistema, los gobernantes nuevos llegan al poder con un cúmulo de promesas que a la vez sabemos que no serán cumplidas, ya que no tendrán voluntad de hacerlo o que simplemente son imposibles sin cambiar de sistema.

El caso de AMLO no es la excepción. Por tratarse de él y su trayectoria incluso las expectativas son mayores de menos para los 30 millones de personas que votaron por él, en caso de haberlo hecho creyendo verdaderamente en él. De todo el repertorio de promesas quiero destacar cuatro problemas en torno a los cuales se podría configurar el conflicto social central y a través de los cuales, como en otros casos, podrían emerger las diferencias por las cuales podría transitar el desencanto y la desilusión de quienes en él han depositado su esperanza.

a).- Las Zonas Económicas Especiales con énfasis en las entidades del sudeste de México. Con el mismo discurso del desarrollo y el progreso se pretende retomar este proyecto que fue planteado desde el gobierno de Peña Nieto. No resulta extraña esta pretensión, ya que, justo en estas entidades se concentran las riquezas o bienes naturales comunes cuidados y conservados ancestralmente por los pueblos originarios y hoy ambicionados por el capital, porque a través del despojo y sobreexplotación de los mismos se engrandece.

b).- El Tren Maya. Éste es otro de los megaproyectos con el que se enlazar por vía férrea a los estados de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Es fácil imaginar la confrontación posible, ya que sabemos el tipo de destrucción que implica la construcción de vías férreas y también sabemos que el turismo masivo que se pretende atraer es depredador y de alto impacto ambiental. Quizá pronto, entre otras cosas, nos estemos quejando de mayores daños irreparables a nuestras zonas arqueológicas.

c).- El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). Están más que anunciadas las diferencias posibles en torno de este proyecto de altísima aportación al calentamiento global. A contrapelo de todas las recomendaciones ambientales, en lugar de pensar en reducir los vuelos y el uso de energías fósiles, lo que se pretende es ampliar la capacidad aeronáutica. Esta crítica es válida aún si el NAICM se frustra y se realiza en la base militar de Santa Lucía. De nuevo, la destrucción del entorno natural y el impacto ambiental es altísimo y no es justificable desde ningún punto de vista, que no sea el de la ganancia, pensar en obras faraónicas de este tipo, cuando más bien deberíamos estar pensado en como desinstalar este tipo de industria contaminante.

d).- Los desaparecidos como expresión más cruel de la guerra actual. El dolor inmenso de tener un familiar desaparecido recorre todo el territorio nacional y nadie del sistema se hace cargo. Ni siquiera aceptan llevar el registro de cada persona con nombre, apellido, historia, familia, que por el motivo que sea es desaparecida. En Jalisco el caso de los tráileres cargados de cuerpos humanos nos da una idea de la moralidad de los gobernantes y del valor que le dan a la vida de quienes llaman sus gobernados. Nada justifica esta práctica de guerra. En los primeros escarceos ya se ha evidenciado que entre AMLO y parte de su equipo de gobierno hay diferencias. Con toda razón los familiares no están de acuerdo, sin más, con el perdón sin justicia.

Pronto veremos, pues, la forma como se desarrollará el conflicto social que, con este tipo de proyecto, parece insalvable entre el gobierno de la cuarta transformación y los pueblos originarios, a los que nuevamente se pretende llevar el desarrollo.

da/i