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Nuevas alternativas contra la esclerosis

SÍNTOMAS. Las manifestaciones de la enfermedad, añade el especialista, son muy variadas y se dan a través de brotes clínicos neurológicos que desaparecen por temporadas y después suelen regresar, (Foto: Cuartoscuro)

Ciudad de México. Narda Isabel Quezada García se sentía muy bien de salud hasta que en julio de 2011 empezó a experimentar síntomas raros: gran debilidad en su brazo derecho y entumecimiento momentáneo de la pierna de ese mismo lado. Su entonces esposo consideró que la causa podría ser el estrés, idea compartida posteriormente por el médico internista que la atendió y le recetó tranquilizantes.

Profesora de la Universidad de Colima, a sus 31 años Narda Isabel estaba en ese tiempo en medio de un proceso para ingresar a estudiar un doctorado en la ciudad de Guadalajara. “Sí estaba algo estresada, pero no tanto”, recuerda.

Tres días después de estar tomando el medicamento, se manifestó otro síntoma que le causó mayor preocupación. Estaba dando clases cuando se le trasroscó la lengua al tratar de pronunciar una palabra que todavía tiene muy presente: “institucionalizó”. Sorprendida, se lo comentó al médico, quien le dijo que siguiera tomando las pastillas y si continuaban los síntomas, le mandaría hacer una tomografía.

Cuando le fue realizado el estudio, un hermano de la joven –médico de profesión–, se preocupó y la llevó a ver a un neurólogo particular de la capital jalisciense, quien tras ordenar una resonancia magnética nuclear y otros estudios, emitió el diagnóstico: esclerosis múltiple.

Al escuchar por primera vez el padecimiento que tenía, Narda Isabel no se preocupó demasiado, pues creyó que era una especie de reuma, pero su hermano le explicó “con peras y manzanas” que se trataba de una enfermedad crónico degenerativa autoinmune, incurable, que impide la producción de suficiente mielina y con el paso del tiempo afecta diversas funciones del organismo.

El primer tratamiento, una inyección diaria de acetato de glatiramer, no le funcionó. Aunque era asintomática, periódicamente el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) le hacía resonancias y no se registraban mejorías. Le fue cambiado el medicamento a interferón beta de 8 millones, con el que se mantuvo perfectamente tres años, pero después tuvo un brote en la médula espinal y se le manifestaron síntomas fuertes, entre ellos incontinencia urinaria, alteración de la vista y problemas para caminar por afectaciones del lado izquierdo de su cuerpo. Ante la recaída, los especialistas del IMSS le prescribieron natalizumab, un medicamento muy costoso que se le aplica a través de un suero cada mes.

Después de permanecer un tiempo en situación de incapacidad laboral, Narda Isabel Quezada superó los síntomas de la enfermedad y logró que la Universidad de Colima la transfiriera, por razones de salud, a un área del Instituto Universitario de Bellas Artes, donde es la responsable del Sistema Integral de Gestión.

Actualmente es la presidente de la Asociación de Pacientes con Esclerosis Múltiple de Colima, en la que participan 18 personas que padecen la enfermedad.

¿Cómo se manifiesta la enfermedad?

Rafael Rodríguez Salazar, neurólogo clínico de adultos en el Hospital General de Zona 1 del IMSS en Colima, explica que al tratarse de una enfermedad autoinmune, la esclerosis múltiple provoca que el sistema inmunológico del paciente desconozca algunas partículas del cerebro y las ataque, generando un proceso inflamatorio y destrucción de la mielina.

Las manifestaciones de la enfermedad, añade el especialista, son muy variadas y se dan a través de brotes clínicos neurológicos que desaparecen por temporadas y después suelen regresar, aunque hay pacientes en quienes desde el primer brote ya no hay recuperación y a partir de entonces sufren discapacidad progresiva.

Rodríguez Salazar refiere que la esclerosis múltiple regularmente se presenta en adultos jóvenes, con un pico de presentación entre las edades de los 20 a los 45 años, aunque también puede manifestarse en personas mayores o menores. Entre los tipos de discapacidad que la enfermedad provoca en el paciente, se encuentran defectos sensitivos, defectos sensoriales especiales, así como afección visual, motora o en el equilibrio.

La enfermedad, expone, tiene básicamente dos etapas: una inflamatoria que puede ser de diez, doce o quince años, periodo en que los fármacos actúan mejor y el paciente se mantiene estable, pero después viene una etapa neurodegenerativa, donde empiezan a aparecer manifestaciones de discapacidad, en las que se puede llegar al uso de bastón, silla de ruedas o estar en cama de manera permanente.

El médico comenta que existen tratamientos muy eficientes en etapas muy tempranas, de tal manera que la sobrevida y el pronóstico funcional para el paciente es mucho mejor que hace algunos años, pero se trata de fármacos de alta especialidad que en ocasiones no se puede disponer de ellos por el costo económico.

En cuanto a la incidencia de la enfermedad en México, Rafael Rodríguez señala que el país se encuentra catalogado con una prevalencia intermedia, con una tasa que oscila entre 10 y 22 enfermos por cada 100 mil habitantes.

En los últimos años ha crecido el diagnóstico porque cada vez se sabe más de la enfermedad.

NANOPARTÍCULAS

Con el propósito de encontrar alternativas para mejorar la calidad de vida de los pacientes con enfermedades crónico degenerativas, especialmente la esclerosis múltiple, científicos de la Universidad de Colima (Ucol) y de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) trabajan en un proyecto conjunto encaminado a desarrollar un tratamiento a base de nanopartículas.

Óscar González Pérez, coordinador del proyecto, explica que se trata de un estudio multidisciplinario que involucra a cinco académicos de ambas instituciones, a través del Laboratorio de Neurociencias de la Facultad de Psicología de la Ucol y el Instituto de Química Sustentable, campus Toluca de la UAEM, quienes buscan lograr que un desarrollo biotecnológico, como la síntesis de nanopartículas, sea probado en modelos animales con vistas a su uso en el humano.

Dentro de este proceso, los especialistas de la universidad mexiquense se encargan de hacer la síntesis de nanopartículas, llamados nanodispositivos, y los académicos de la Ucol los prueban aplicándolos directamente a tejidos orgánicos.

González Pérez, quien es profesor investigador de la Facultad de Psicología de la Ucol, detalla que las nanopartículas son microesferas de oro, pero a esa escala nanométrica pierden sus propiedades, cambian completamente, el oro deja de ser amarillo y se torna rojizo y magnético, por lo que a esas nanoesferas se les puede fijar algún medicamento de diversa índole y ver si se pueden depositar en ciertos tejidos.

“En el cerebro ocurren padecimientos incurables, como el cáncer cerebral, que es una enfermedad devastadora por la que en un año o año y medio muere el paciente; las terapias son agresivas y la cirugía también, entonces queremos pensar que a estas nanopartículas se les pudiera pegar algún medicamento anticanceroso que al extraer el tumor, el neurocirujano pueda depositar dentro del cerebro, para que haga efecto de manera local sin afectar otros órganos como actualmente lo hace la quimioterapia por vía sanguínea, porque no solo daña el tumor sino también el riñón, el pulmón, el hígado y el intestino. Una quimio enfocada sería idónea”, explicó.

 “Estamos en etapa muy preliminar; ya tenemos nanopartículas, ya podemos pegarles sustancias y estamos viendo si el cuerpo del ratón las rechaza o acepta. Primero hay que descartar que sean tóxicas. Los resultados hasta ahora van bastante bien”.

El proyecto busca incidir inicialmente en los circuitos más simples, en la parte motora de la enfermedad, pues “una de las cosas que pierden primero los pacientes es la coordinación, no pueden escribir, empiezan a perder capacidades motoras, la movilidad fina. Después, la enfermedad ataca toda la función cerebral: la vista, el oído, la capacidad de concentración, esas funciones son muy complejas y serían el siguiente nivel”.

Actualmente, dice el investigador, hay medicamentos que hacen que la enfermedad se retrase: mejoran los pacientes pero no se curan; eventualmente van a terminar con daño, porque lo que se hace ahora es prolongar el tiempo en el cual la persona va a tener discapacidad permanente.

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Incidencia

La esclerosis múltiple ataca a jóvenes de 25 a 35 años por alguna razón que no se ha podido determinar

Ataca más a las mujeres que a los hombres, en una proporción de tres a uno o cuatro a uno

Es crónica e incurable

La expectativa de vida se reduce en promedio de 7 años

“Ataca a la persona en la mejor etapa de la vida, la más productiva, cuando está estudiando o trabajando, cuando quiere hacer una vida, una familia, cuando tiene mayor vigor. Tristemente estas personas al llegar a los 50 años prácticamente están discapacitadas”
Óscar González Pérez, doctor

La enfermedad de las mil caras

Ciudad de México. A la esclerosis múltiple se le ha llamado la enfermedad de las mil caras porque sus síntomas son diversos: dificultades para caminar y para enfocar la vista, visión doble, alteración de la sensibilidad en brazos o piernas (hormigueo, entumecimiento o calambres), complicaciones para controlar la orina o las evacuaciones, disfunción sexual y fatiga que se manifiesta como falta de energía que lleva a las personas a no poder levantarse de la cama o disminuir sus actividades, señala un reporte emitido por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en mayo de 2017.

De acuerdo con la neuróloga de la Facultad de Medicina de la UNAM, Irene Treviño Frank, en México existen de 15 a 18 casos de esclerosis múltiple por cada 100 mil habitantes; es decir, hay más de 20 mil casos en todo el país. Si bien hace algunos años no se consideraba una enfermedad común, hoy, conforme ha mejorado la atención especializada, se ha visto un incremento en la incidencia.

La esclerosis múltiple es un padecimiento del sistema nervioso central, en el cual se forman cicatrices por inflamación; esto es secundario a una respuesta anormal del sistema inmune, que ataca estructuras propias del organismo en lugar de combatir, por ejemplo, infecciones, como debe ser su función. Dicha reacción deteriora no solo la estructura, sino la función del SNC; entonces el paciente presenta síntomas variados, que dependerán de la zona donde se formen las placas, agregó la neuróloga.

da/i