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Castiga a niños pobreza, desigualdad y violencia

Necesidad. La pobreza extrema y la falta de oportunidades obligan a familias completas a trabajar en el sector agrícola. (Foto: Cuartoscuro)

Puebla. Unos guaraches negros y desgastados calzan los pequeños pies de Alex, de tan solo ocho años. La piel está tan reseca por el contacto diario con la tierra y el sol que su color se torna grisáceo. Sus pies permanecen inmóviles y suspendidos en una banca de la estación de autobuses en Puebla, donde duerme cubierto con una cobija desde la cabeza hasta las rodillas.

Alex ha viajado toda la noche con su mamá y su hermano de seis meses, después de salir de los campos agrícolas de León, Guanajuato, donde permaneció con otras familias de jornaleros que trabajaron en la cosecha de chile de mayo a julio en este año.

Son las seis de la mañana y esperan el siguiente autobús que los lleve a Tlapa, Guerrero, para después viajar a su lugar de origen, Cochoapa, considerada una de las localidades más pobres del país, ubicada en la montaña alta de ese estado. Atrás dejaron al resto de familias jornaleras con las que trabajaron y que ahora ya están en Jalisco cumpliendo con otro periodo de cosecha.

Para  Carmen González, madre de Alex, no fue una buena temporada. El dinero que se supone obtendría por la recolección de chile nunca llegó a sus manos. Su marido lo cobró todo y solo le dio golpes e insultos cuando ella le pidió su pago, por eso regresa sin nada, solo con sus dos hijos.

Alex se despierta, se muestra tímido, casi no habla. Un costal por donde se escapa ropa y dos bolsas de plástico son el equipaje que intenta “cargar” o jalar, mientras su mamá lleva en brazos a Joel. En León, Alex ayudaba a sus padres en el campo, pero sobre todo cuidando a Joel, un bebé risueño que constantemente exige el pecho de su madre.

Las cifras

Alex forma parte del porcentaje de niños que laboran en el sector agrícola, el que más concentra el trabajo infantil en México (30 por ciento del total), en una población de 5 a 17 años, de acuerdo con mediciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El organismo en su informe 2015 refiere que el segundo sector que más emplea a los menores es el minero, la construcción y la industria con 23 por ciento; mientras que las ventas y comercio representan casi 17 por ciento de la ocupación infantil. El resto se divide en otras actividades que no contemplan la explotación sexual comercial infantil.

En 2017, el Inegi informó que en México 3.2 millones de menores entre 5 y 17 años trabajan, lo que representa 11 por ciento de los 29 millones de niños y niñas que hay en el país con ese rango de edad.

Lo que es permitido

En el trabajo infantil es importante hacer distinciones, primero existe el de tipo económico, que remunerado o no, implica una producción de bienes y servicios; y el trabajo doméstico que conlleva actividades de colaboración dentro del hogar que no son remuneradas.

Dentro de estos esquemas están las ocupaciones permitidas y las no permitidas, que son las que ponen en riesgo la salud del menor, afectan su desarrollo, o bien se llevan a cabo por debajo de la edad mínima permitida, según la Ley Federal del Trabajo (LFT) en sus artículos 175 y 176.

La propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 123 prohíbe el trabajo por debajo de los 15 años, así como en labores insalubres o peligrosas, trabajos nocturnos y tiempo extraordinario, y establece una jornada máxima de seis horas diarias para los mayores de 15 años y menores de 16 años.

La Dirección General de Inspección Federal de la Secretaría del Trabajo reveló a la Agencia Informativa Conacyt (AIC), a través de la solicitud de información con folio 0001400045318, que de 2017 a junio de 2018, solo 16 entidades en el país contaban con información de trabajo infantil detectado por inspecciones a diferentes sectores comerciales. El total de niños trabajando en esos 16 estados fue 945, pero solo dentro del rango de edad permitida, es decir, de 15 a 17 años.

Paradójicamente, Tabasco, Colima, Guerrero y Oaxaca no cuentan con registro de inspecciones de trabajo infantil en sus sectores productivos, a pesar de ser parte de las 10 entidades con mayor índice de menores laborando, de acuerdo con el MTI.

La Dirección General de Inspección Federal informó también que los estados que sí detectaron trabajo infantil y tienen los números más altos de 2017 a junio de 2018 son: Chihuahua con 394 niños; Sonora con 193; Aguascalientes con 97 y Durango con 83.

En Puebla se ubicó un total de 13 menores, laborando en sectores como: matanza de ganado, ingenio azucarero, carpintería, restaurantes y venta de productos. Todos tenían entre 15 y 17 años.

En el narcomenudeo y el huachicoleo

El doctor Eduardo García Vásquez, académico e investigador de la Universidad Iberoamericana Puebla y coordinador de proyectos académicos del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría S.J. (IDHIE), indicó en entrevista para la Agencia que hay una serie de recomendaciones que se hicieron al Estado Mexicano sobre los derechos de los niños, niñas y adolescentes en el país. El doctor García Vásquez refirió que dentro del IDHIE lo que hace la academia es dar un seguimiento para ver cómo se ha progresado en términos del cumplimiento de estas obligaciones que tienen que ver con la reducción y erradicación del trabajo infantil.

Como parte del trabajo que realizan, también enfocan su atención en el trabajo infantil no permitido, que está relacionado con las actividades que exponen de manera particular la vida de los niños y adolescentes. Por ejemplo, el trabajo en las minas o actividades en las que se involucra a los menores en narcotráfico, narcomenudeo, robo y venta de hidrocarburo.

 “Este problema cada vez cobra mayor relevancia, sobre todo en los municipios del llamado triángulo rojo en Puebla, el estado con mayor índice de robo de combustible. Palmar de Bravo, San Matías Tlalancaleca y Tepeaca se ubican como los municipios donde las actividades ilícitas involucran cada vez más a un mayor número de menores, asociados al llamado huachicol (robo y venta de combustible)”, expuso.

“Es un problema muy grave que hemos identificado y de acuerdo con reportes sabemos que los niños reciben un salario de entre 500 a 2 mil pesos y esto habla de la gran necesidad y carencia económica en estos municipios que se vincula con otros factores que agravan el problema”.

Durante 2016, el gobierno del estado de Puebla informó de la aprehensión de tres menores de entre 16 y 17 años, detenidos en Tepeaca, en la población de San José Hueyapan, donde fueron sorprendidos en el robo de combustible.

Para marzo de 2017, también el gobierno de Puebla denunció ante la Procuraduría General de la República (PGR), la explotación e incitación de 12 menores a la violencia, quienes fueron ocupados para realizar actividades de halconeo en el municipio de Palmar de Bravo a favor de bandas dedicadas al robo de combustible.

Los llamados halconcitos son niños y niñas que ocupan para vigilar y alertar a quienes roban hidrocarburo sobre la presencia de policías o federales en la zona. El mayor riesgo de este “trabajo” no permitido es que su promedio de vida se reduce considerablemente por el grado de peligrosidad de las actividades que realizan.

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FRASE

“El trabajo y la explotación infantil no es algo que lo padres provoquen, ellos no están ahí porque quieran. Hay madres jornaleras que trabajan embarazadas o con niños de pecho. Una mamá jornalera que hace eso necesita hijos que la ayuden para lavar la ropa y para cuidar a los hermanos más pequeños”
Valentina Glockner, nvestigadora

Les tienden la mano

En León, Guanajuato, Alex y su hermanito Joel lograron ser captados por el programa Na'Valí, que en mixteco significa “lugar de niños y niñas”. Ahí, en medio del campo y con una carpa montada, un grupo de voluntarios y jóvenes universitarios se dan a la tarea de atender a los hijos de trabajadores jornaleros.

A temprana hora, Damaris Juárez Benito, coordinadora documental del proyecto Na'Valí, junto con su equipo, prepara el espacio donde estarán con los niños, desde bebés hasta menores de 14 años, porque los más grandes generalmente ayudan en la cosecha a sus padres.

A los niños se les lavan las manos, se les entrega un desayuno y después se inician clases en el área de matemáticas y lectoescritura. Al terminar, los menores almuerzan y después realizan juegos y talleres adecuados a su edad y contexto. A las 15 horas se levanta todo y los niños son entregados a sus padres.

Números

  • Hasta 2017 los estados con las tasas más altas de trabajo infantil son: Nayarit, Zacatecas, Campeche, Tabasco, Colima, Guanajuato, Guerrero, Puebla, Oaxaca y Michoacán
  • En contraste, la Ciudad de México y Querétaro obtuvieron los rangos más bajos

JJ/I