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Universidad ingrata

Fue un gran tipo, ese docente, ese maestro que le fue muy fiel a la institución, que se entregó incondicionalmente e incluso dejó más de alguna vez a la familia por su misma universidad y que prácticamente fue corrido, o simplemente adelantaron su jubilación con un porcentaje menor de su 100 por ciento.       

No bastaron sus 35 años o más de pensar, trabajar, producir y dar todo su saber y quehacer a los alumnos para que la misma universidad no tuviera un poquito de misericordia y compasión hacia él.

En 1982 nació la Escuela Superior de Cultura Física y Deportes de la UdeG, cuando abre sus puertas contrataron a las mejores mujeres y hombres que estaban en el terreno mismo de la acción en ese momento, entrenadoras, periodistas, aspirantes a investigadores o a ser especialistas en diversas ciencias, deportistas, en fin, los y las mejores, los más idóneos en ese tiempo y espacio.

Muchos de ellos no tuvieron oportunidad de escalar niveles académicos, ya no hablemos de internacionalizarse en sus estudios, los candados estaban cerrados, ni siquiera mencionemos el titularse. La vida misma les ganó porque siempre estuvieron de cuerpo y alma al pie del tatami, la alberca, el gimnasio, la cancha, una verdadera vida de entrega, pasión y mucho tiempo.

Algunos, muy pocos, fueron atrevidos y rompieron el cerco político–administrativo para obtener su título desarrollándose por la libre, al margen del férreo control de poder universitario, pero otros se quedaron en el camino y ahora están pagando los platos rotos de las llamadas acreditaciones y números alegres para los funcionarios soberbios.

Esos profesores–entrenadores nunca pidieron trabajar más tiempo (de los 30 años) a la universidad, nunca alguien se acercó a preguntarle: “¿Cómo le ayudamos para que se titule?”, simplemente navegaron en el mundo de la academia a costos muy elevados y en este momento tener que abandonar el barco por míseros papeles, porque su capital humano y/o su espacio le quedará muy grande a más de alguno, y a estos verdaderamente les llevará tiempo llenar el hueco que dejan, encontrar a la persona idónea. Pero por lo pronto que pierda el estudiantado y la misma universidad.

Pudiese parecer un título provocador, fuerte y raro, sin embargo se convirtió en eso, en una universidad ingrata, porque situaciones como la anterior, una tras otra.

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JJ/I