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Las dos caras del cuidado

Al hablar de cuidado nos referimos al conjunto de acciones o actividades que tienen como objetivo mantener o incrementar el bienestar de una persona que lo necesite. Estos cuidados pueden ir dirigidos a los niños, adultos mayores, personas con discapacidad, personas con enfermedades o con alguna condición que les limite en el desarrollo de su vida diaria.

Existen tres tipos de cuidados:

  • . El cuidado en torno a la enfermedad, el cual resuelve las necesidades emanadas de la propia enfermedad y las de su atención, por ejemplo: dar los medicamentos en el horario que la persona los necesita
  • . El cuidado en torno al hogar, que es adecuar los espacios de la casa para la adaptación de la persona y al mismo tiempo para la organización de las otras acciones de cuidado, como poner barras de agarre en el baño.
  • . Y el cuidado biográfico, que es ayudar a la persona a reconstruir su identidad. Generalmente está ligado a la dimensión emocional, que es crear condiciones favorables para que la persona que recibe los cuidados recupere o mantenga una percepción de sí mismo como un ser autónomo y capaz de controlar su vida.

Todos los tipos de cuidado son igualmente importantes; sin embargo, el cuidado biográfico es el que menos se practica.

Las personas que son cuidadas tienen el derecho de recibir un trato digno, respetuoso y que cubra las necesidades que presente.

Ahora, por otro lado, los cuidadores también merecen realizar la labor en condiciones dignas para poder ofrecer un cuidado de calidad, esto es, reconocer que los cuidadores son personas que tienen una vida más allá de cuidar a otros y tienen el completo derecho de disfrutarla. Menciono esto porque los cuidadores suelen ser principalmente familiares, siendo las mujeres las que tradicionalmente han asumido el rol de cuidadoras.

Generalmente, el cuidador familiar no tiene formación en salud y no recibe remuneración económica por su labor, además de que pasan gran parte del día con la persona que cuida, lo cual puede ocasionar que descuide su vida social, otros deberes o incluso su salud, ya que el hecho de cuidar a alguien es muy demandante.

Acudir con el psicólogo para revisar su proyecto de vida es una adecuada alternativa para que el cuidador evite caer en una sobrecarga de estrés o de desgaste con lo cual, estando bien, tendrá la posibilidad de ofrecer un cuidado de calidad.

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da/i