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De altos vuelos

Yo declaro que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte
Platón

 

El nuevo gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador está demostrando su baja calidad aun antes de tomar posesión formal de sus cargos, lo que sucederá, como sabemos, el 1 de diciembre. Han llevado a cabo acciones que ponen seriamente en duda la honorabilidad de sus intenciones. La última de ellas –la decisión sobre el NAIM– los coloca en el nivel de consumados mentirosos, traidores a la confianza que recibieron con los votos de millones de ciudadanos ajenos a la fanaticada que los ha seguido por décadas.

Así las cosas, todo lo que ha sucedido en torno al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) es, simple y llanamente, una tomadura de pelo y mucho más que eso. La sola decisión del mecanismo implementado para definir lo que la administración de López Obrador hará –proseguir con el proyecto encaminado ya con más de 30 por ciento de adelanto de la construcción en Texcoco o, a pesar de los miles de millones gastados en ese avance, detenerlo y proceder a la idea, en realidad ocurrencia, del trinomio aeroportuario con las instalaciones de la actual terminal de la CDMX, la de Toluca y la base militar aérea Santa Lucía– fue una consulta cuyo conjunto de reglas de aplicación nunca tuvo la seriedad de un esquema ni medianamente legítimo.

Todo lo relativo a la tristemente célebre consulta fue evidenciando la carga de los dados, desde la vinculación de AMLO con la empresa encargada de efectuarla, la tendencia de las preguntas y los lugares donde se instalarían las casetas –privilegiando poblaciones que cuentan con importante presencia de Morena, aunque son ajenos a los viajes en avión– hasta el deficiente funcionamiento de la aplicación que llevaría el conteo de votos en tiempo real, la facilidad para que una sola persona emitiera varios votos en diferentes casillas o el numeroso grupo de funcionarios de éstas que fueron exhibidos –hay múltiples videos circulando en redes sociales– rellenando descaradamente, una tras otra, las boletas no usadas para embarazar las urnas. Las jornadas de votación fueron un auténtico desfile de mapaches al más refinado estilo de lo peor del viejo PRI.

Desfachatez

Otro pensador, aunque suizo, Juan Jacobo Rousseau, dijo que el vicio rara vez se muestra oponiéndose a la honradez, sino casi siempre disfrazándose de ésta. Está claro que es el caso de López Obrador y su caterva de cómplices en este delicado asunto del aeropuerto capitalino, cuando ayer se presentaron como inocentes personajes incapaces de engañar en una conferencia de prensa, para informar del resultado de la consulta y exponer las acciones que a continuación realizarán sobre el tema, sólo se escucharon mentiras, una tras otra, sobre el resultado de la consulta y su aplicación.

Drama

No robar, no mentir y no traicionar, los preceptos establecidos por Andrés Manuel como lineamientos para su gobierno, quedaron en el olvido con la cancelación del NAICM y el presunto desarrollo de la peregrina idea de la triple terminal que, dicho sea de paso, ha sido señalada por los mejores expertos en aeronáutica del mundo como inviable e insegura.

Para el país es un drama la perspectiva de que, una vez más, se instale en la silla del águila un individuo con tendencias dictatoriales, marcado por corrupción de altos vuelos. Aunque López Obrador diga lo contrario, los empresarios que han hecho inversiones millonarias en las instalaciones de Texcoco no estarán para nada contentos. Tampoco lo están muchos de los que ingenuamente votaron por él, creyéndole el cuento del cambio. En palabras del cardenal Richelieu, conocedor de traiciones y traidores, los grandes incendios nacen de las chispas pequeñas, y ésta podría ser una de ésas.

@BenitoMArteaga

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JJ/I